domingo, 16 de febrero de 2014

"NO ESTOI MUERTA"


La puerta estaba abierta.

—¿Yuuuju?

Tata miró en la cocina y luego subió por la estrecha escalerita.

Yaya Ceravieja estaba rígidamente tendida en la cama. Tenía la cara grisácea y el cuerpo frío. Ya la habían encontrado así antes, y siempre resultaba un poco embarazoso. Por eso desde hacía cierto tiempo Yaya tranquilizaba a los visitantes, al mismo tiempo que también tentaba al destino, sosteniendo siempre entre sus tiesos dedos un cartelito escrito a mano en el que ponía:

NO ESTOI MUERTA.

Un trozo de madera hacía de tope en la ventana para que no se cerrara del todo. 

—Ah —dijo Tata, más en beneficio propio que en el de otra persona—, ya veo que has salido. Iré a, iré a, iré a poner la tetera en el fuego, si te parece, y esperaré a que regreses.

La habilidad con que Esme sabía Tomar en Préstamo siempre la ponía un poco nerviosa. Entrar en las mentes de los animales y demás estaba muy bien, pero demasiadas brujas nunca habían regresado. Tata había pasado varios años dejando trocitos de grasa y pellejos de tocino delante de la puerta para un herrerillo que estaba segura era Yaya Postalute, que un día salió a Tomar en Préstamo y nunca volvió. En la medida en que una bruja podía llegar a considerar que algo era inquietantemente sobrenatural, Tata Ogg consideraba que el Préstamo era inquietantemente sobrenatural.

Terry Pratchett. Lores y damas.