Periódicamente me propongo mentalmente reseñar algunos libros en concreto, pero entonces no me salen las palabras, así que borro la reseña y empiezo a hacer otra cosa, olvidándome de lo que quería decir. Eso significa que termino por no recomendaros todo lo que debería.
Así que escribo este post para matar tres pájaros de un tiro, en recuerdo de uno de anti-recomendaciones que escribí
hace 16 meses:
Érase una vez tres adaptaciones de cuentos infantiles que destacan sobre todas las demás porque son mucho mejores. Probablemente os suene alguna de ellas, posiblemente os suenen todas, pero no quiero que se queden sin mi granito de arena. Aunque hablaré de estos tres libros muy brevemente (la mayoría los leí hace años), los tres se merecen lectura. No tenéis por qué hacerme caso, claro está. Pero esta vez tampoco os iba a pesar demasiado. (Además, le debia una justificación a Gail Carson Levine después de haber puesto podre
uno de sus peores libros.)
1. La Cenicienta, de los hermanos Grimm / Perrault
El mundo encantado de Ela, de Gail Carson Levine(Aunque este libro no se parece demasiado a ninguna de las dos versiones del cuento.)
Cuando Ela nació, la cabra loca del hada Lucinda, sintiéndose generosa con el universo, harta de esa cría mocosa y muy pagada de sí misma, decidió otorgarle el don de la obediencia. Luego le dijo "calla" y Ela-bebé calló de golpe.
Desde ese día, si le decían "come", Ela comía. Si le decían "salta", Ela saltaba. Si le decían "vete a la mierda", Ela buscaba una bosta de vaca y se ponía de pie encima.
En resumidas cuentas, que su don era una completa basura.
Así que Ela creció rodeada de órdenes más o menos bienintencionadas, aprendiendo los idiomas de todas las criaturas vivientes (desde loros a trolls y enanos), y charlando periódicamente con Char, el príncipe encantador que estaba más que encantado con Ela.
Pero en cuanto apareció en escena una madrastra, seguida muy de cerca por una hermanastra mala y otra boba, las cosas empeoraron. La única solución para Ela era buscar a la loca de Lucinda y suplicarle de rodillas que por favor por favor porfavoporfavor se metiera sus dones por donde le cupieran y la dejara en paz para siempre.
Anne Hathaway apareció en la versión para cine de este libro (
Hechizada para los amigos), pero decir que la adaptación es libre es ser generosos. Es divertida y muy visible, y en general está muy bien si no os habéis leído el libro e ignoráis por completo lo que os estáis perdiendo. Porque el libro es mucho más óptimamente mejor, en realidad. Más completo, más complejo, menos tontorrón, menos paródico, más tierno, más interesante, más para todas las edades, más digno de releer una y otra y otra vez.
Es tan viejo que probablemente la mitad ya lo hayáis leído y a la otra mitad os suene de algo. Pero hasta que no hayáis pasado la última página, vosotros os lo perdéis.
Con Ediciones B desde 2002.
2. La pastora de ocas, de los hermanos Grimm
La princesa que hablaba con el viento, de Shannon Hale
Ani era una princesa rubia, la mayor de sus hermanos, y desde pequeñita estuvo prometida, como corresponde a los cuentos infantiles, con el príncipe (moreno) de un imaginario reino vecino.
Cuando la chica estuvo en edad de merecer, partió hacia dicho reino con su séquito de criados, sirvientes y guardaespaldas (todos rubios), pero la cosa se torció. La muy puerca de su dama de compañía, que además de tener melena dorada tenía un piquito de oro, intentó asesinar a Ani, hacerse pasar por ella, pasarse al príncipe por la piedra y llegar a ser reina (las plebeyas avariciosas que ansían gobernar no deben nunca manchar sus manos de sangre azul).
Pero Ani no murió (o de lo contrario nos quedábamos sin libro a las cuatro hojas): huyó, se tiñó las cejas, se tapó sus cabellos de oro y se puso a cuidar gansos en la ciudad. Así que, lentamente, Ani dejó de ser una repipi metomentodo, deprimida, estirada e insoportable para convertirse en una pastora de gansos un tanto locatis que aprovechaba sus relajadas tardes de pastoreo para coquetear con ese caballero tan guapetón que le ponía ojitos.
Las primeras páginas son lentas y algo aburridas. No hay demasiados secundarios. Todo sucede en un mundo demasiado ideal, pero precisamente por eso es un cuento de hadas. Con magia, amor, príncipes y princesas y reyes, una princesa que habla con los animales, traiciones, complots y etcétera. En cuanto pasa el tostón de las primeras hojas, todo lo que sigue es verdaderamente bonito.
Con Oniro desde 2009.
3. Los siete cuervos, de los hermanos Grimm
La hija del bosque, de Juliet Marillier(En este libro son cisnes, y existe alguna versión del cuento en el que también aparecen cisnes, pero, desde la madrastra mala hasta el desenlace, esta es la versión que más se le parece, aún a pesar de dichos cuervos.)
Sorcha vive en la Irlanda medieval, tierra de hadas, brujas y trasgos, con sus impenetrables bosques y su eterno feudo con los bretones.
La pequeña de siete hermanos, Sorcha era una chica bastante feliz.
Hasta que llegó la madrastra. Con sus finos modales y sus puñaladas traperas de bruja, la madrastra maldijo a los hermanos: mientras los chicos se convertían en cisnes y marchaban volando, Sorcha huyó, desesperada, y se lanzó a los brazos de la Buena Gente. La Buena Gente, oséase las hadas, apiadadas, le permitieron acabar con la maldición: si tejía seis camisas de ortiga y no decía ni escribía ni una sola palabra hasta que sus seis hermanos se las hubieran puesto, la maldición desaparecería.
Claro que una chica de doce, trece, catorce años, que vive sola en el bosque, en silencio, se presta a que le sucedan muchas cosas terribles antes de que se termine su tarea...
Como al anterior, a este libro le sobran algunas de las primeras hojas, pero al final merece la pena con creces. El tono es más oscuro y la protagonista tiene bastante más fuerza que en los dos libros anteriores, así que, desde ese punto de vista, el público objetivo ya no es tan niño.