Autor: Javier Ruescas
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: mayo 2010
¿Qué hora es?
Tempus Fugit PRESENTA...
VAMPIROS DE CIENCIA FICCIÓN y SUPERVILLANOS que mueren vida a vida como en un videojuego. Con...
KLEID (como "caleidoscopio" pero sin la "a" y sin el "oscopio"),
HANNA (como "Hannah" pero sin terminar en "h"),
PABLO (como cualquier otro "Pablo"),
el primer SUPERVILLANO TREKKIE de la literatura
y el cameo estelar de los NUEVOS ESCÁNERES de los aeropuertos, esos que te ven "desnudo sin quitarte la ropa"...
―¿Sabes... leer? ―le preguntó Pablo, asombrado.
―¡Claro que sé! ―replicó ella, saltando por encima del sofá y cogiendo un aparato digital de la pequeña estantería que había detrás―. ¿Por quién me has tomado?
―Pues... por una mujer ―respondió él, enrojeciendo.
Hanna se puso a reír esperando que Pablo la acompañase. Sin embargo, cuando vio que la miraba extrañado, se calló.
―Realmente vienes del pasado ―comentó, aturdida.
Érase una vez que se era, un Diluvio Universal. Durante días, meses, ¡años! llovió y llovió y llovió e hizo tanto calor que se derritieron hasta los cubitos de hielo y los polos de limón de los congeladores de los bares. En consecuencia, el nivel del mar subió tanto, tanto, pero que tantísimo, que por encima del agua sólo quedaron los picos de un puñado de montañas (tal vez recordaréis que una de estas montañas se llamaba Panem), y los ochomiles dejaron de ser ochomiles y pasaron a llamarse...
...tachán, tachán...
Nuevomundo.
Nuevomundo.
Como en todo Diluvio Universal que se precie, hubo un hombre llamado Noé que tuvo la brillante idea de construir un Arca, fletarla y esperar que para cuando escampara ya hubiera llegado al Everest.
Lo que Noé no había previsto era lo mortalmente aburrido que iba a resultarle el crucero. Y así fue cómo, a lo tonto a lo tonto, se hizo trekkie y fabricó su primera Cabina De Teleporte Para Usos Múltiples (Ca.De.Te. P.U.M.). Era una de esas cabinas en las que te metías, hacías hush, hush, y de repente aparecías al otro lado del mundo, como si fueras Harry Potter. O también podías meterte en ella, sacarte los calzoncillos por encima de los vaqueros, y decir que te llamabas Supermán, hola qué tal.
Pero a Noé, un hombre de bien al que el Diluvio le había agriado el carácter y amargado la vida, lo que realmente le interesaba era controlar el mundo, ser Jefe Supremo del Bollicao y, cómo no, hacerse inmortal (ya sabéis que este turbio asunto de la inmortalidad fue siempre el talón de Aquiles de los Supervillanos).
Claro que definirte como trekkie en tu currículo no te deja precisamente a la altura de Lord Voldemort, el Presidente Snow o Darth Vader, así que Noé ideó un Plan Perverso: secuestraría a tiernos bebés inocentes, los convertiría en chicos-robot (androides para los amigos) y los entrenaría para que fueran ladrones de almas, de Esencias, de futuros. Llámalos X.
Kleid era uno de estos ladrones-robot de guante blanco. La élite dentro de los androides: más frío, retorcido, sexy y calculador que ningún otro. Lo que el Supervillano Noé desconocía cuando lo envió a La Misión Por Excelencia era que a Kleid le pesaba, y mucho, la conciencia. A veces al pobrecito Kleid le parecía que, en vez de una máquina de frío titanio reforzado y ultraligero, tenía en el pecho un corazoncito de plomo derretido.
Y ese es el ingrediente fundamental para un ataque de rebeldía adolescente, tanto si eres un chico de 17 años corriente y moliente como si eres un despiadado androide ladrón de almas con los días contados.
Así que cuando Kleid se cruzó en el camino de una ciclista rara y de su quizás-próximo-novio llegado por accidente del pasado, quedó claro que los tres estaban destinados a ponerlo todo patas arriba; que el Supervillano Noé no encontraría Arca lo bastante grande donde esconderse, y que el Bien se impondría sobre el Mal...
... o no.
A contrarreloj:
Javier Ruescas metió en la coctelera un libro de vampiros, otro de distopías apocalípticas y otro de viajeros en el tiempo, y después de agitar enérgicamente vio la luz Tempus Fugit. Ladrones de almas. Partiendo de esta original premisa tenemos un librito entretenido que tal vez no haga historia, pero os arrastrará página a página sin dejaros luego con ese regusto amargo de "esto ya lo había leído yo antes".
Sin pelos en la lengua ni miedo a soltar tacos "por exigencias del guión", la narración es buena, pero me gustaron especialmente los diálogos. Por lo demás, hay malos demasiado malos y buenos demasiado buenos, pero el personaje verdaderamente jugoso es el que se mueve siempre en el medio más turbulento: Kleid. Los cambios de perspectiva en la narración bailan entre los tres protagonistas, agilizando la trama y jugando con la oscuridad de Kleid, la ingenuidad de Pablo (el viajero en el tiempo que se encuentra en Nuevomundo como un pulpo en un garaje), y las situaciones a veces tiernas, a veces dramáticas y a veces cómicas de la relación de Pablo y Hanna.
El ritmo de la historia es constante, y especialmente ágil en la primera parte del libro. Hacia la mitad encontré un bache de unas treinta páginas, que empieza con una de esas escenas de "hagamos un inciso en esto de matarnos los unos a los otros, que tengo que contaros una larga historia". Yo nunca valoro demasiado las historias del pasado metidas dentro de las novelas, y esta se me hizo tediosa. Pero a partir de ahí la novela fue recuperando el ritmo poco a poco, dando giros que siempre iban más allá de lo que yo había previsto, hasta alcanzar ese final cerrado sólo a medias y algo agridulce tan característico de la ciencia ficción.
Por lo tanto, si lo que buscáis es leer algo diferente, escaparos de la romántica más repetitiva o encontrar un verdadero soplo de aire fresco con ciencia ficción de por medio (y mensaje ecologista al fondo), Tempus Fugit es una opción muy entretenida. No esperéis que esté a la altura de Los Juegos del Hambre (de verdad, por una vez no quería mencionar más los Juegos, pero hablando de cifi me fue imposible no hacerlo), pero es muy superior a otras novedades del momento a las que se les ha dado mucho más bombo, como Meridian (aburrido hasta decir basta), o incluso el intocable Hush, hush, que tiene una portada muy bonita, cierto, pero es exactamente la misma historia de siempre.
No sé si debería decir esto, peeero... la escena del robo de un alma del primer capítulo no tiene desperdicio. Y para saber más cosas sobre el libro, escuchar las canciones que lo inspiraron o acceder a descargas de material extra, visita la web oficial de Tempus Fugit.