Breve historia de las portadas (16ª parte)

Hace meses que no hago esto, así que ya era hora de dejar el pasotismo a un lado, preparar unos pocos cientos de imágenes (no os asustéis, van dosificadas), y organizar una entrega de premios a la altura.

Premio para la cara más repetida (tan repetida que hasta la vi el otro día en un periódico, en el anuncio de un centro de estética, pero soy tan vaga que me olvidé de sacarle una foto).

Premio para los peores trabajos en photoshop de la historia.

Premio para los que se empeñan en pasarse los electrocardiogramas por el forro (los invito a que se estudien un poquito todas las ondas de las doce derivaciones, a ver si después los siguen colando en todas partes con tanta alegría y tan mal dibujados).

Premio para el único título que no tiene letra (por si os interesa, significa Peace, love and baby ducks, pero ¿a cuántos caracteres equivaldría este libro en un reto de lectura?).

Premio para las chicas que reinan en los tejados, acompañadas de gatos (como los aprendices de brujo) o de cabezas sin dueño (como los aprendices de médico y/o verdugo).

Premio para el que adivine que el que diseñó este corazón también dibujó el primer sinsajo mockingjay de la historia (hacía ya varias semanas que no colaba por ninguna parte la publicidad subliminal de rutina, y la echaba de menos).

Y ahora premio para mí, porque voy a relajarme (al sol, al viento, a las uñas pintadas que toman el fresco) mientras empiezo a enumerar las portadas que no he tenido que buscar, porque las habéis buscado vosotros por mí.

Premio a Kirtash y a Ifigenia por descubrir que hay una chica que siempre tiene la lengua fuera (y a Ifigenia en solitario, por redescubrirla en un anuncio).

Premio a Aererion por buscarle tres pies al gato.

Premio a Ale por escribir con pluma.

Premio a Ifigenia por encontrarles las cosquillas a los que no se molestan en ser originales. (Off-topic: la imagen tendrá todo el estilo que se os ocurra, pero la modelo está completamente anoréxica.)

Premio a Zara por descubrir las dos caras de un mismo reflejo.

Premio a LadyG por llevar las uñas largas.

Premio a Ifigenia por vestirse con minifaldas rosas con volantes.

Premio a Leer es un placer por enseñarme qué tienen en común una balanza y una llave.

Premio a Ale por dirigirse hacia horizontes muy lejanos.

Premio a LadyG por ser más chula que un ocho.

Premio a Ale y a Rogue Lily por ser tan sanguinarias.

Premio a Ifigenia, por protestar diciendo que está hasta las narices de portadas de fantasmas...

...y premio a Isabella Night por darle la razón (la de la izquierda vino primero, la de la derecha es la final).

Premio a Ifigenia por reconocer patrones bonitos... pero muy parecidos, siluetas oscuras rodeadas por halos brillantes, y medias melenas perfectamente imperfectas.

Premio a LadyG por ayudar a unas pobres chicas a abrocharse el vestido por la espalda.

Premio a Ifigenia por saber reconocer a dos gemelas idénticas (monocigóticas, univitelinas) cuando las tiene delante (pero no hay premio para Microsoft Word: como de costumbre, se merece un inmenso suspenso en ciencias por acusar al vocabulario científico de ser una falta ortográfica perpetua).

Y premio a Ale por hacerles un análisis de ADN al chico especial y al encantador elfo del acento circunflejo, y descubrir que están emparentados.

Premio a Ifigenia (otra vez...) por los colgantes ordenadamente desordenados.

Y me premio a mí misma (no iba a dejarme sin premios) por encontrar sus contrapartidas cutres.

Un premio más para LadyG porque esos largos abrigos negros van, en efecto, al viento.

Y por enésima vez, gracias a Ifigenia por estas portadas, porque su hobby secreto es buscar en internet imágenes que se parezcan a Crepúsculo (de las que, por cierto, siempre aparece alguna en todas y cada una de las Breves historias de las portadas). Porque el primer paso es reconocerlo, premio para ella por reunir una antología (me parece recordar que había todavía más, pero debí de perder alguna):

Y premio también a todos los que todavía me siguen enviando portadas. Porque todas las agradezco y todas (las que no han aparecido ya) encontrarán tarde o temprano su propio hueco en una Breve historia de las portadas.

Para ir terminando por fin, me premio a mí misma por haber subido estoicamente una por una las 75 imágenes de una Brevísima Historia de las Portadas más (y por haberme puesto tan nerviosa que creo que sería capaz de arrancarme los ojos a arañazos con tal de no tener que ver nunca más la opción de “subir imagen a Blogger”).

Y por último, premio para el que haya llegado hasta el final de este post sin saltarse ni una sola línea y sin darme una patada por repetir la palabra premio 36 veces.

Pero esto no acaba aquí. Como hace meses que la sección cría telarañas, como una vez que empiezo a ponerme con esto tengo que ponerme del todo, y como tengo tantos (tantísimos) dolorosos parecidos pendientes, voy a tomar una decisión sin precedentes: salvo causa de fuerza mayor, idea magnífica o pereza insuperable, la entrega de premios proseguirá mañana.

CONTINUARÁ...