IMM #18: el IMM, el OMM y la postura de loto

Si IMM son las siglas de In My Mailbox, OMM deberían ser las siglas que se aplican a los libros que ya no están con nosotros (RIP), porque salieron de nuestros buzones camino de otras personas que disfrutarán (o no) de ellos en un book tour (entendiendo como book tour el término foráneo referido al conjunto total de sobres cuyo interior conoce íntimamente un libro en su paseo documental por los distintos hogares lectores, con sus respectivas costumbres autóctonas, de un país).

Si yo fuera una persona solícita y trabajadora, de esas que actualizan su blog a diario con cariño y dedicación y buenas ideas, habría hablado de estos libros antes de decirles adiós. Pero como no se da el caso (se intenta, de verdad que de vez en cuando se intenta), y como además hoy mi cerebro está nadando en melaza (estoy terriblemente espesa), voy a mantener las cosas en un ámbito puramente metafísico, y voy a procurar no olvidarme de ningún libro (no sé por qué, pero sospecho que ya me he dejado alguno fuera).

Primero: ahora la que está *cof cof* padeciendo *cof cof* leyendo este libro es la pobrecita de Dreamer, pero antes de eso pasó también por mi casa, gracias a la generosidad de Shashira, quien se lo prestó a la gente como yo, que, tristemente, no supo valorarlo. Básicamente, Taibhse, y ya no digo más, porque ya he dicho demasiado y luego entro en listas negras y nadie me quiere regalar cosas para que critique y reseñe.

Segundo: mi reconciliación con los book tours (una de cal y otra de arena, dicen los sabios) y mi primer contacto con Terry Pratchett, gracias a la muy persistente (esto es un eufemismo, lo más correcto sería decir "fanática en proceso de conversión de infieles como si le fuera el alma en ello") Leara, que lleva dándome la lata para que me lea algo de este autor mucho tiempo. Y como fue ella misma la que puso su librito en circulación (dejando que los booktourianos garabateemos en él y todo), y como además las pobres personas iletradas debemos escuchar las recomendaciones de aquellas que publican sus novelas la semana que viene, ya estoy leyendo esta joyita titulada ¡Voto a bríos!. A día de hoy, a hora de ahora, lo llevo por la mitad, y es endemoniadamente divertido (me estoy preguntando si esa expresión no se la habré pillado a mi abuela). En resumen, que va en camino de alcanzar el cielo de las 5 estrellas, y yo ya soy una firme conversa.


Y ahora, fuera ya de booktours y de otras cosas de sonido inglés-boca-llena-de-papilla, este es mi verdadero IMM, con libros de mi propiedad, que resulta (por una vez) extrañamente equilibrado en idiomas. Voilá:

(Como soy una persona extraordinariamente inteligente, cada vez que montaba la torre de libros me olvidaba de tener la cámara a mano, y por eso cada vez que me levantaba a recogerla las vibraciones de mis solemnes posaderas generaban un rozamiento contra el parqué igual o superior a la fuerza necesaria para derrumbar una y otra vez la torre, golpear mis libros y anular mis esfuerzos. Así que esta foto es un milagro en sí misma.)

1. Laila Winter y la maldición de Ithirïe, de Bárbara G. Rivero

Por fin. Por fin. POR FIN. Cuando pienso que POR FIN (pero POR FIN) tengo este libro (por fin), mis dotes lingüísticas por fin quedan absolutamente anuladas. Vedlo, admiradlo, valoradlo, deseadlo, compradlo, adquiridlo, robadlo... pero este de aquí es, por fin, el mío (mi tesssssssssooooooorooooo).






2. Las increíbles aventuras de Tom Scatterhorn: El otro mundo, de Henry Chancellor

Esto es una segunda parte y está a medio camino entre la literatura infantil y la juvenil. Como no sé muy bien de qué va y hoy mi imaginación se encuentra comiendo lombrices en el subsuelo, os dejo aquí la sinopsis:

Un año después de su visita a Dragonport, Tom regresa al museo Scatterhorn a pasar las vacaciones de verano. Como resultado de la venta del zafiro, ahora el viejo museo ha sido restaurado y en él se exhibe la valiosísima Colección Helkis, cuya obra maestra es una reproducción de “la gran avalancha”, una estampida masiva y sobrecogedora que tuvo lugar antes de un tsunami. Pocos días después de la llegada de Tom, una chica misteriosa aparece en el museo. Se llama Pearl Smoot y trae muy malas noticias para Tom: los señores Scatterhorn acaban de ser secuestrados junto al padre y al hermano de Pearl, y todo apunta a que los responsables son los secuaces del malvado Don Gervase Askary.


3. Crypta, de Care Santos

Con lo poco que sé de este libro sin acudir a la chuleta de la sinopsis, nadie diría que incluso tengo ganas de leerlo y todo. Pero así es. Urban fantasy + juvenil + no es una serie + es de una autora que todavía no he leído pero que me recomiendan así que malo será que me lleve un chasco = no invento más y os dejo la sinopsis:

En la vida de Natalia, de 16 años, se avecinan cambios. Lo que le ocurre tiene relación con un pasado que no logra recordar. Un desván donde, cuando era niña, pasó un año completo con un maestro muy especial, Eblus, un diablo que la adiestró en los poderes de la oscuridad y que está perdidamente enamorado de ella. Natalia no siente nada por él, pero no tardará en comprender su poder y en utilizarlo en su propio beneficio.


4. Rules of attraction, de Simone Elkeles

De este libro (segunda parte de Química Perfecta) debo decir que lo cerré hace unas semanitas ya, y también diré que habrá reseña más o menos pronto. Me gustó y todo eso, pero definitivamente no está a la altura de su hermano mayor. Y como a Química Perfecta ya le comí una estrella, este se queda en un 3'5/5. Porque repite la misma fórmula que el primero, pero no la repite tan bien.

Eso sí: el mérito a quien lo tiene. ¿Sabíais que la portada no sólo es original, trabajada y todo eso, sino que además no es una imagen aleatoria, sino que, por el contrario, representa, al pie de la letra y nunca mejor dicho, una escena exacta del libro?


5. Kiss of death, de Rachel Caine

O lo que es lo mismo, la octava parte de los Vampiros de Morganville, la única saga que le hace sombra a La Casa de la Noche en lo que a tocho se refiere, porque ambas tienen cerca de 10 libros publicados y ninguna lleva trazas de acabarse a corto o medio plazo. Por lo menos este libro fue mejor que Vampichasco (también conocido como Fade Out, el libro séptimo), pero sigue lejos de aquellas maravillas de los libros 4, 5 y 6 (si es que al hablar de sagas tan largas uno piensa en la sexta entrega como si fuera una cosa prehistórica, y a ver, que el seis sigue siendo un señor número, e incluso hay sagas cutres, breves y ridículas que sólo tienen tres libros, como Los Juegos del Hambre o El ciclo de la Luna Roja o Graceling o incluso Química Perfecta).


6. Incarceron, de Catherine Fisher

No sé qué reflexiones desatadas en la oscuridad de mi mente acalorada me hicieron deducir que este libro era muy finito, pero lo cierto es que no, es bastante gordo (gordito, diría yo), y mi cartera, en venganza por mi maldad, lo dejó escondido en el armario de los interruptores de la luz durante vete a saber tú cuántos días (y menos mal que tengo buenos vecinos, porque, si por mí fuera, el armario aún seguiría sin abrir y el libro seguiría sin descubrir). En cualquier caso, como la sinopsis ya la traduje hace un tiempo y es una pena perder un trabajo tan bien hechito, ahí va:

Incarceron es una prisión futurista, impenetrable, donde los descendientes de los primeros prisioneros viven en un mundo oscuro dividido entre la rivalidad y el salvajismo. Es una mezcla aterradora de alta tecnología―un edificio vivo que proporciona a las novelas un personaje siempre vigilante y vengativo― y una cámara de tortura típica de la Edad Media―cadenas, grandes salones, mazmorras. Un joven prisionero, Finn, está teniendo visiones de una vida anterior, y no se puede creer que haya nacido allí y siempre haya vivido allí.

En el mundo exterior, Claudia, hija del Guardián de Incarceron, está atrapada en su propia cárcel―un mundo futurista hermosamente construido para parecerse a una era pasada, y un matrimonio inminente que teme. No sabe nada de Incarceron, salvo que existe. Pero en un momento dado, Finn, dentro de Incarceron, y Claudia, fuera, encuentran una grieta al mismo tiempo―una llave de cristal, a través de la cual pueden comunicarse. Y así es como nace el plan de huida de Finn...