viernes, 22 de julio de 2011

Los hermanos Grimm en solo tres recomendaciones (tres reseñas, dos capítulos y un post)

Periódicamente me propongo mentalmente reseñar algunos libros en concreto, pero entonces no me salen las palabras, así que borro la reseña y empiezo a hacer otra cosa, olvidándome de lo que quería decir. Eso significa que termino por no recomendaros todo lo que debería.

Así que escribo este post para matar tres pájaros de un tiro, en recuerdo de uno de anti-recomendaciones que escribí hace 16 meses:

Érase una vez tres adaptaciones de cuentos infantiles que destacan sobre todas las demás porque son mucho mejores. Probablemente os suene alguna de ellas, posiblemente os suenen todas, pero no quiero que se queden sin mi granito de arena. Aunque hablaré de estos tres libros muy brevemente (la mayoría los leí hace años), los tres se merecen lectura. No tenéis por qué hacerme caso, claro está. Pero esta vez tampoco os iba a pesar demasiado. (Además, le debia una justificación a Gail Carson Levine después de haber puesto podre uno de sus peores libros.)


1. La Cenicienta, de los hermanos Grimm / Perrault
El mundo encantado de Ela, de Gail Carson Levine
(Aunque este libro no se parece demasiado a ninguna de las dos versiones del cuento.)



Cuando Ela nació, la cabra loca del hada Lucinda, sintiéndose generosa con el universo, harta de esa cría mocosa y muy pagada de sí misma, decidió otorgarle el don de la obediencia. Luego le dijo "calla" y Ela-bebé calló de golpe.

Desde ese día, si le decían "come", Ela comía. Si le decían "salta", Ela saltaba. Si le decían "vete a la mierda", Ela buscaba una bosta de vaca y se ponía de pie encima.

En resumidas cuentas, que su don era una completa basura.

Así que Ela creció rodeada de órdenes más o menos bienintencionadas, aprendiendo los idiomas de todas las criaturas vivientes (desde loros a trolls y enanos), y charlando periódicamente con Char, el príncipe encantador que estaba más que encantado con Ela.

Pero en cuanto apareció en escena una madrastra, seguida muy de cerca por una hermanastra mala y otra boba, las cosas empeoraron. La única solución para Ela era buscar a la loca de Lucinda y suplicarle de rodillas que por favor por favor porfavoporfavor se metiera sus dones por donde le cupieran y la dejara en paz para siempre.

Anne Hathaway apareció en la versión para cine de este libro (Hechizada para los amigos), pero decir que la adaptación es libre es ser generosos. Es divertida y muy visible, y en general está muy bien si no os habéis leído el libro e ignoráis por completo lo que os estáis perdiendo. Porque el libro es mucho más óptimamente mejor, en realidad. Más completo, más complejo, menos tontorrón, menos paródico, más tierno, más interesante, más para todas las edades, más digno de releer una y otra y otra vez.

Es tan viejo que probablemente la mitad ya lo hayáis leído y a la otra mitad os suene de algo. Pero hasta que no hayáis pasado la última página, vosotros os lo perdéis.

Con Ediciones B desde 2002.



2. La pastora de ocas, de los hermanos Grimm
La princesa que hablaba con el viento, de Shannon Hale



Ani era una princesa rubia, la mayor de sus hermanos, y desde pequeñita estuvo prometida, como corresponde a los cuentos infantiles, con el príncipe (moreno) de un imaginario reino vecino.

Cuando la chica estuvo en edad de merecer, partió hacia dicho reino con su séquito de criados, sirvientes y guardaespaldas (todos rubios), pero la cosa se torció. La muy puerca de su dama de compañía, que además de tener melena dorada tenía un piquito de oro, intentó asesinar a Ani, hacerse pasar por ella, pasarse al príncipe por la piedra y llegar a ser reina (las plebeyas avariciosas que ansían gobernar no deben nunca manchar sus manos de sangre azul).

Pero Ani no murió (o de lo contrario nos quedábamos sin libro a las cuatro hojas): huyó, se tiñó las cejas, se tapó sus cabellos de oro y se puso a cuidar gansos en la ciudad. Así que, lentamente, Ani dejó de ser una repipi metomentodo, deprimida, estirada e insoportable para convertirse en una pastora de gansos un tanto locatis que aprovechaba sus relajadas tardes de pastoreo para coquetear con ese caballero tan guapetón que le ponía ojitos.

Las primeras páginas son lentas y algo aburridas. No hay demasiados secundarios. Todo sucede en un mundo demasiado ideal, pero precisamente por eso es un cuento de hadas. Con magia, amor, príncipes y princesas y reyes, una princesa que habla con los animales, traiciones, complots y etcétera. En cuanto pasa el tostón de las primeras hojas, todo lo que sigue es verdaderamente bonito.

Con Oniro desde 2009.


3. Los siete cuervos, de los hermanos Grimm
La hija del bosque, de Juliet Marillier
(En este libro son cisnes, y existe alguna versión del cuento en el que también aparecen cisnes, pero, desde la madrastra mala hasta el desenlace, esta es la versión que más se le parece, aún a pesar de dichos cuervos.)



Sorcha vive en la Irlanda medieval, tierra de hadas, brujas y trasgos, con sus impenetrables bosques y su eterno feudo con los bretones.

La pequeña de siete hermanos, Sorcha era una chica bastante feliz.

Hasta que llegó la madrastra. Con sus finos modales y sus puñaladas traperas de bruja, la madrastra maldijo a los hermanos: mientras los chicos se convertían en cisnes y marchaban volando, Sorcha huyó, desesperada, y se lanzó a los brazos de la Buena Gente. La Buena Gente, oséase las hadas, apiadadas, le permitieron acabar con la maldición: si tejía seis camisas de ortiga y no decía ni escribía ni una sola palabra hasta que sus seis hermanos se las hubieran puesto, la maldición desaparecería.

Claro que una chica de doce, trece, catorce años, que vive sola en el bosque, en silencio, se presta a que le sucedan muchas cosas terribles antes de que se termine su tarea...

Como al anterior, a este libro le sobran algunas de las primeras hojas, pero al final merece la pena con creces. El tono es más oscuro y la protagonista tiene bastante más fuerza que en los dos libros anteriores, así que, desde ese punto de vista, el público objetivo ya no es tan niño.

miércoles, 20 de julio de 2011

IMM #28: deseo recibir todas las envidias de vuestros VAdictos corazones


Teniendo en cuenta que la foto es cutrísima porque casi no había luz, porque el flash es enemigo mortal de toda superficie reflectante, porque me entró el tembleque masivo en las manos y porque mi cámara nunca da la talla cuando se siente presionada, estas son las portadas:



Es decir, que tengo Bloodlines, que viene a ser esa portada tan hortera que hay en el medio y que es el primer libro de seis de la saga spin-off que está escribiendo Richelle Mead después de terminar hace ocho meses el sexto libro de Vampire Academy. (seis + seis = un montón de años entre el principio y el final). Aunque aparentemente todas las portadas de esta serie van a ser igual de horrorosas (la de The Golden Lily, segundo libro con fecha de 2012, aquí a la derecha, no parece suponer ninguna mejoría con respecto a la primera), tengo ganas de empezar a leer. Solo me contengo porque ya estoy leyendo otros tres libros a la vez, y quiero terminar alguno antes de empezar con Bloodlines.

Así que dejo que me envidiéis.

Seré acogedor recipiente de todas vuestras envidias VAdictas.

Y disfrutaré cada momento.

Si ya acabasteis de leer los seis libros de Vampire Academy, podéis superar vuestros propios nervios leyendo aquí el primer capítulo (en inglés) de Bloodlines.

Si no terminasteis todavía Vampire Academy yo de vosotros no lo leería, porque los spoilers son tremendos.

Y si no habéis terminado Vampire Academy porque la intentáis leer en español y nadie se acuerda de vosotros, lo siento, c'est la vie, santa paciencia, qué porquería, no se le pueden pedir peras al olmo, esto es un asco. y mucha suerte.

Y ahora, sobre los otros dos libros del IMM:

  • Sombra, de Elena P. Melodia: segunda parte de Oscuridad, libro que me había gustado mucho hace un año y que reseñé aquí, para aquel al que pueda interesar. Misterio a medias paranormal con protagonista psicótica y personajes estrambóticos.
  • ¡Zas!, de Terry Pratchett: uno de los tres libros que me estoy leyendo en estos momentos, y probablemente el primero que termine, porque es el mejor de todos. Última entrega de la serie de la Guardia de Ankh-Morpork (y quizás una de las mejores, con todos mis respetos a ¡Voto a bríos!), y tal vez trigésimo novena del Mundodisco (o algo así). Nunca duele que Terry Pratchett sea un genio, pero tampoco duele que Paul Kidby sea un ilustrador magnífico.

Y para terminar, estos son los ganadores de las tres copias del sorteo de Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea:
  • LittleSwallow, de Zaragoza.
  • Delfina González, de Mieres.
  • Dovito, de Almería.

¡Enhorabuena a los tres!

Hubo 162 participantes en total, y en caso de que alguno de los ganadores no responda a mi email en un plazo de tiempo razonable (varios días, no seré maniática pero tampoco os olvidéis de mí), repetiré el sorteo de ese libro. Aquí abajo aparecen los números ganadores, y podéis descagar en este enlace la lista de participantes.


viernes, 1 de julio de 2011

Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea - Annabel Pitcher - Reseña, capítulo y SORTEO

Título: Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea

Título original: My sister lives on the mantelpiece

Autora: Annabel Pitcher

Editorial en inglés: Orion

Editorial en español: Siruela

Año en inglés: febrero 2011

Año en español: marzo 2011

Puntuación:


Trailer del libro (está en inglés, pero es muy bueno):





Sorteo de TRES ejemplares:

No se me ocurrió una forma más fácil de hacerlo. No tenéis que estar registrados en ningún sitio y ni siquiera tenéis que desplazaros hasta el final de la reseña. Lo único que os exijo es que viváis en España o tengáis una dirección en España a la que poder enviarle el paquete. Podéis completar el formulario en cualquier momento entre hoy y el domingo 17 de julio:

Concurso cerrado.

Y ahora, la sinopsis (o mi versión de ella):

Hace cuatro años Jamie tenía seis primaveras y vivía en una familia corriente y moliente, clase media de adosado de toda la vida, con sus dos hermanas mayores gemelas (gemelas entre sí y mayores que Jamie, se entiende) y sus padres. Entonces apareció el terrorismo islámico, explotaron varias papeleras y una de las dos hermanas salió volando en cachitos, de repente, mientras corría detrás de unas palomas.

Frenazo en seco.

Una rótula, el codo derecho y tres dedos, al cementerio, debajo de una lápida de mármol blanco.

La madre entierra a su hija y se va con otro. Un profesor de yoga o cualquier equivalente, ¿a quién le importa?

Una clavícula, dos costillas, un dedo del pie y un pedacito del cráneo, incinerados y en un frasco, sobre la repisa de la chimenea.

El padre no entierra a su hija, se queda con la custodia de los otros dos, se aparta del mundo, se enamora de una botella de vodka, deja el trabajo y sale de Londres de inmediato, hacia un pueblecito de la Inglaterra profunda donde la gente cocina galletitas y no hay sitio para moros ni negratas ni extranjeros asesinos con mensajes hipócritas que se adueñan de la educación de sus hijos como si de la nueva plaga de Londres se tratara.

Pero el padre está enamorado de esa botella de vodka y no deja de darse el lote con ella ni para desayunar, así que Jamie y su hermana son dos huérfanos de facto que viven en una familia corriente y maloliente, clase media con padre borracho y madre a la fuga. Por eso no hay nadie que le prohiba a Jamie hacerse amigo de la única niña de su clase que no lo insulta ni se mete con él: esa chica morena con pañuelo en la cabeza que se llama Sunya y que es, horror de los horrores y pecado capital, musulmana.


Deberíais leerlo porque...:

Hay algunos escritores que se hacen de rogar, que nunca en la vida han publicado nada pero que llevan siglos maquinando en esas cabecitas letradas suyas; autores que aunque no han nacido aprendidos sí han crecido aprendiendo, así que cuando por fin estampan su nombre en un libro dan el pelotazo. Annabel Pitcher, por ejemplo, tiene una forma especial de meterse en la cabeza de un niño de diez años que va más allá de saltarse todas las comas o de reinterpretar los diálogos, y que al final acaba convirtiéndose en la voz infantil más fuerte desde, no sé, quizás Mark Haddon y su El curioso incidente del perro a medianoche (también cinco estrellas, por cierto, echadle un vistazo). Y por cierto que esta valoración de voces infantiles es completamente cosa mía, basada en los 300 libros (libro arriba, libro abajo) que he leído en este par largo de años, pero no he podido leer más y no tengo más cosas con las que compararlos.

Así que tiene un estilo impecable, pero no es solo su forma de decir las cosas, sino también las cosas que nos dice. Aunque algunas veces se deja llevar por la lágrima fácil y las situaciones-cliché de lagrimeo al por mayor (cachorrito malherido, ojos del gato de Shrek y esas cosas), lo cierto es que los personajes se te acaban por tatuar en el cerebro, con sus ganas de vivir y su mensaje contra el racismo, de que la xenofobia se erradica historia a historia y persona a persona. Un mensaje universal de tolerancia, para lectores de 9 a 99 años, que se aleja lo bastante bien del talante barato que se deja ver de vez en cuando en algunos medios.

No se trata de que este no sea vuestro estilo, de que os parezca trillado, típico, lacrimógeno o aburrido, porque podéis muy bien estar confundidos y ni siquiera saberlo todavía. Que no os guste la portada o que el volumen del libro no llene exactamente el hueco vacío de vuestra estantería. Que ya estéis hartos del terrorismo o cualquier otro etcétera alternativo que se os pase por la cabeza. Es corto y merece la pena: tenéis derecho a leerlo en algún rato largo (por eso ya es verano en este hemisferio) y venir luego a decirme que me he equivocado. Me gustaría poder miraros a todos con mirada asesina e insistiros una y otra vez para que lo cojáis ("léelo, tienes que leerlo, vamos a qué esperas, lee lee lee lelelelele, etc."), pero me tengo que conformar con esta reseña, con la mirada que os echo telepáticamente desde mi lado del teclado, y con el sorteo de más arriba (gracias a Siruela por hacerlo posible), para meteros el gusanillo y esas cosas. Más fácil es imposible, y más claro, agua.

Aunque papá seguía gritando y el viento sacudía las ventanas y el café got got goteaba desde la mesa hasta formar un charco en el suelo, lo único que podía oír eran las palabras de Sunya. Ojalá fuera normal. Quería ir hacia ella y coger sus puños en mis manos y volver a ponerle el anillo en el dedo y decirle Me gusta que no lo seas.