miércoles, 29 de septiembre de 2010

National Geographic #2: cómo escribir un libro

Antes de empezar la segunda entrega de esta sección quiero hacer una anotación que me exima de toda culpa, por si acaso presenciar el asesinato de un Edummy de la vida hiere vuestra sensibilidad, o por si las moscas algún comentario inocente os hace sentir aludidos.

Así que yo, barnsdale11, en pleno uso de mis facultades mentales, desde el anonimato de mi blog, bla bla bla, juro por Snoopy, Garfield y Mickey Mouse que nada de lo que diga hoy está escrito con la intención de levantar ampollas, señalar con el dedo y/o insultar a nadie. Todo lo demás son paranoias, exageraciones y bromas varias, y creedme cuando os digo que las víctimas de aquí abajo son todas profundamente admiradas, amadas y deseadas por mí misma (oh, yeah), porque he decidido por una vez no hacer publicidad subliminal y pasarme a la publicidad a secas.

Hace milenios desde la última vez, pero un National Geographic es una sección que requiere de un complejo calibrado mental conjugado con una inspiración perseguida con tenacidad y una documentación pertinaz. Vamos, que no se me ocurrían ideas decentes. Ideas útiles documentalmente hablando, capaces de modificar la realidad espaciotemporal de una forma metafísicamente improbable. Y dado el evidente interés que mostráis vosotros, mis queridos lectores, por la escritura, me complace presentaros el…


Análisis sintético de la topicidad literaria aplicado a un caso práctico:
la escritura de una novela


Debido a que está muy ocupado ejerciendo como mi esclavo sexual a tiempo completo afirma haberse sentido intimidado durante la última charla, el profesor Belikov se ha negado tajantemente a participar en el encuentro de hoy. Por lo tanto, uno de los retos más complicados a la hora de afrontar este nuevo National Geographic ha sido el de encontrar un sustituto a la altura. Y el elegido, debido entre otras cosas a que aparece hasta en la sopa y no se me ocurrió cosa mejor es paciente, creativo, idealista, inteligente y el punto justo de pardillo, ha sido el señor Mellark, reciente ganador de los Juegos del Hambre y héroe de Panem. Peeta Mellark, que gracias a su reciente participación en el documental “Soy un chico 12” se siente calificado para analizar su vida con pelos y señales, tal y como hará hoy con mi ayuda inestimable.


(Les agradecería a las señoritas del fondo que se abstuvieran de arrojarle al señor Mellark sus prendas de lencería íntima, por favor.)

Empecemos, entonces, el estudio por partes de la composición creativa de un libro:


1. La hipótesis del apellido rimbombante

Stiefvater. Fantaskey. Stolarz. Bachorz. Elkeles. No es que quiera amargaros la vida ni nada por el estilo, pero parece ser que si os apellidáis López, García o Fulánez conseguiréis vender menos libros que si le ofrecierais plátanos a un cocotero.

Escojamos por ejemplo un apellido aparentemente sencillo. Kizer (la autora de Mierdan Meridian). ¿Cómo pronunciaríais vosotros Kizer? Kizer es espanglish. Kisser es ñoño. Y Káiser, lo siento mucho, suena FATAL.

Incluso el apellido de mi adorada Richelle Mead (mamá del profesor Belikov) no se pronuncia como el imperativo del verbo mear, sino que se pronuncia “miiiiid” (acento ñoño al canto), a pesar de que yo sigo empeñándome en mandaros que meéis cada vez que leo su nombre. Así que si os apellidáis López, tal vez preferiríais trabajar con el sobrenombre artístico de Lohppeth, porque es bien sabido que:

a) Cuanto más impronunciable sea el apellido, mayor éxito tendrá el libro.
b) Cuantas más consonantes tenga el apellido, mayor éxito tendrá el libro (esto os lo dice una persona autoapodada barnsdale, que tiene tela la cosa).
c) Cuantas más veces aparezca el apellido del autor en el listín telefónico, menos éxito tendrá el libro.




2. El misterio de los personajes fantasma

Dado que esto es un National Geographic, si quisiera hablar más detalladamente de estos personajes debería incluirlos en un documental junto a los dinosaurios y al pájaro dodo, porque todos ellos se han extinguido, o tal vez junto a los unicornios, porque no estoy segura de que ninguno de ellos haya existido jamás. En cualquier caso, hay dos clases universalmente aceptadas de personajes fantasma:

a) Los padres plomazo:

Es decir, los padres corrientes y molientes. Si escribís un libro, oh, por favor, no cometáis el grandísimo error de meter a vuestros protagonistas dentro de una de esas cosas rarísimas llamadas “familius nuclearis”. Lo mejor sería que matarais a los padres bien muertos (estilo Harry Potter), o si no, como mínimo, que los divorciéis y les deis tantas ocupaciones que sus hijos adolescentes vivirán como si estuvieran solos en el mundo. O peor.

―Sólo te llamaba para decirte que tu madre y yo estaremos con Pat y Tina y llegaremos a casa sobre las nueve.

Vaaaaale. ―Dije. Ya lo sabía; mamá me lo había dicho por la mañana, cuando iba yo al instituto y ella a su estudio.

Una pausa.

―¿Estás sola?

[...] Aunque mamá y papá sabían que Sam era mi novio ―Sam y yo no manteníamos nuestra relación en secreto―aún no sabían lo que pasaba en realidad. Todas las noches que Sam se quedaba, creían que estaba durmiendo sola. No tenían ni idea de las esperanzas que había puesto en nuestro futuro. Creían que era una sencilla relación entre adolescentes, destinada a terminarse. No es que yo no quisiera que lo supieran. Sólo que su ignorancia también tenía sus ventajas, por ahora.

Maggie Stiefvater, Rastro

b) Los amigos platónicos:

Y si hablo de los padres, ¿cómo iba a olvidarme de esa especie en extinción conocida como “simplemente amigos”? Son chicos, no son gays y tampoco hay feeling con ellos, pero si los encontráis en algún libro, deberíais ir corriendo a la policía: posiblemente se trate de algún tipo de contrabando inmoral más que de un libro honrado.

Suspiré de nuevo.

―Vosotros los gays sois horriblemente intuitivos.

―Esos somos nosotros: maricas, los pocos, los orgullosos, los hipersensibles.

―¿No es marica un término despectivo?

―No si lo usa un marica. Por cierto, estás haciendo tiempo y no va a funcionar. ― Se puso la mano sobre la cadera (¡en serio!) y golpeó el suelo con el pie.

P.C. y Kristin Cast, Elegida




3. Los lectores de mentes y otras criaturas pensantes

Estos no aparecen en todos los libros, evidentemente, porque si escribís algo realista sería una barbaridad, pero si lo vuestro es la fantasía probablemente estéis deseando incluir a un espantoso cotilla que se meta en el cerebro de los demás a hurgar donde nadie le llama. Desde Edward Cullen hasta Janie Hannagan, cientos de personajes han hecho escarceos por los subconscientes ajenos, y cualquiera de ellos ganaría millones trabajando para el Hola.

Entonces entró en la sala una pequeña figura. Katsa sabía quién era incluso antes de ver los ojos de la niña, uno amarillo como las calabazas del norte y el otro marrón como un charco de barro. A esta niña le haría daño; a esta niña la torturaría si eso hiciera que dejara de extraer los pensamientos de Katsa.

Katsa miró a la niña a los ojos y le sostuvo la mirada. La niña ahogó un grito y retrocedió unos pasos, y después se dio la vuelta y se escapó corriendo de la sala.

Kristin Cashore, Graceling




4. Peligro pelirrojo

Necesité pensar mucho para acordarme de todos los pelirrojos que conozco en persona, pero al final llegué a la conclusión de que sólo conozco a tres en carne y hueso. Entiendo que vivo en España, donde los pelirrojos no son raros, sino lo siguiente, pero aún así, si en un libro falta alguien con el pelo pelirrojo/cobrizo/rubio rojizo/naranja/castaño rojizo/rosa/fucsia/rojo fuego/carmín/etc., no me parece que sea un libro de verdad. La maravillosa Foxface (Comadreja) le dio el toque naranja a los Juegos del Hambre, y el propio señor Mellark reconoce que si no hubiera tenido él mismo tanta suerte, la ganadora de los Juegos habría sido ella (y entonces toca madera, suelta una risotada tonta y dice “¡Anda ya! ¡Y Gale es mi mejor amigo!”)…


5. El efecto Luna Nueva

Supongamos que ya habéis escrito un libro. Que dicho libro se vendió como churros. Que queréis exprimir a la gallina de los huevos de oro. Y que queréis pisar terreno seguro, así que decidís olvidaros de aquella idea tan originalísima que se os ocurrió mientras estabais sentados en el váter, y optáis por escribir una secuela. El tomo dos. Para ello, lo primero que debéis asumir es que vuestra “parejita perfecta del ying yang de todo a un euro y el amor eterno de McDonald’s” va a ser la primera víctima. Vuestros chicos TIENEN QUE ROMPER. Cuanto más drama, mejor. Y si uno de los dos (el protagonista, evidentemente) se arrastra por el suelo suplicando clemencia, perdiendo la dignidad y los estribos, pues mejor todavía. Luna Nueva (sí, la de Crepúsculo) asentó las bases, pero luego llegaron (y no spoileo a nadie cuando lo digo, esto es ley de vida) Espejismos (la guía ilustrada del libro en el link), Oscuros 2 (título muy original, por cierto), Hermosa Oscuridad (el que viene después de Hermosas Criaturas), Crescendo (los ángeles también pueden ser unos cretinos), Deadly Little Lies, Adicción, Where She Went, Rastro (un poquito sí), e incluso En Llamas. Definitivamente, el amor eterno ya no es lo que era.

—¿Tú... no... me quieres? —intenté expulsar las palabras, confundida por el modo como sonaban, colocadas en ese orden.

—No. […] En cierto modo, te he querido, por supuesto, pero lo que pasó la otra noche me hizo darme cuenta de que necesito un cambio. Porque me he cansado de intentar ser lo que no soy. No soy humano —me miró de nuevo; ahora, sin duda, las facciones heladas de su rostro no eran humanas—. He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho.

Stephenie Meyer, Luna Nueva




6. Muriendo, que es gerundio

Esta parte estoy segura que no necesito ni explicárosla. Quiero que cerréis los ojos (en cuanto hayáis terminado de leer este párrafo, por favor, NO ANTES) y hagáis un ejercicio de visualización. Imaginaos que estáis escribiendo la novela de vuestros sueños, y que vais cogiendo carrerilla hasta que de repente se os secan las ideas. ¿Qué mejor, para mantener la atención de los lectores, que matar a un personaje de vuestra elección? Debe ser la muerte dramática de algún personaje mono, encantador y achuchable, que esté para comérselo, porque cuando se muere una mujer odiosa de muerte natural a los 106 años, el efecto sencillamente no es el mismo. Eso sí, os lo advierto: si matáis al sex symbol de turno, aseguraos de que sea DESPUÉS del gran beso/escena de sexo salvaje/dulce pérdida mutua de la virginidad. Si muere antes de eso, las escenas calentorras con fantasmas sencillamente no tienen tanto gancho (pero sí mucho más morbo).

Cuando yo escribía novelas (allá por el año de catapún, cuando tenía 13 primaveras), el gran sueño de mi vida era matar a todos los protagonistas. Aún no había terminado ni el primer capítulo, que ya sabía quiénes iban a morir (es decir: todos), cuándo, cómo y por qué. Y el señor Mellark, que tenía la costumbre de casi-morirse un par de veces por libro, también sabe de primera mano lo estupendo que eso resulta para mantener el interés del personal.

Hay un ruido eléctrico muy fuerte. Por un instante, los árboles desaparecen y veo espacio abierto sobre un corto trecho de tierra desnuda. Después Peeta da un salto hacia atrás, apartándose del campo de fuerza y tirando a Finnick y a Mags al suelo.

Me apresuro hacia donde yace, inmóvil sobre una red de viñas.

―¿Peeta? ―Huelo a pelo chamuscado. Lo llamo otra vez, sacudiéndolo levemente, pero no hay respuesta. Mis dedos tropiezan sobre sus labios, donde no noto el cálido aliento a pesar de que hace tan sólo unos instantes estaba jadeando. Presiono mi oreja contra su pecho, sobre el lugar donde siempre descanso la cabeza, donde sé que oiré el fuerte y constante latido de su corazón.

En vez de eso, encuentro silencio.

Suzanne Collins, En Llamas




7. Los llantos líbricos/lúbricos

De buenas a primeras quizá no os deis cuenta de lo que son, pero tampoco necesitaréis pensar demasiado. La imagen es esta: la damisela en apuros sufre un arrebato emocional gordísimo, y se echa a llorar como una condenada. Podría ser el fin del mundo, pero en realidad sólo está aliviando sus penas por cualquier nimiedad más o menos importante. Entonces el héroe guapetón se le acerca, le ofrece un kleenex, y tal vez, si se siente de buenas y lleva puesta una camiseta de baratillo, la deja moquear sobre su robusto pecho hasta que le quedan todos los pelos del ídem empapados de lágrimas (míster camiseta mojada). Aseguraos de incluir por aquí un par de buenos estremecimientos de cuerpo entero, para ir abriendo boca. Lo que viene a continuación es muy importante: el héroe debe masajearle la espalda a su amada en círculos concéntricos, toqueteándole los mofletes y la punta de la nariz y secándole alguna lágrima que otra con el dedo pulgar de la mano derecha. Si así lo hace, los instintos más básicos de su compañera se despertarán, y ella sentirá la llamada de la feromona de su macho y se le echará encima hasta devorarlo, con los mocos colgando, los ojos hinchados y la nariz roja. La escena que sigue seguro que no es apta para menores (bien porque sea X, bien porque la ingente cantidad de mocos hace que sea prácticamente gore).

―¡Oh, esto no está saliendo bien! ―exclama Willow. Se pregunta si tal vez no es tan buena idea al fin y al cabo, si le chocará demasiado, después de la crisis que acaba de tener ella. Pero Willow no puede pensar en nada que haya deseado más―. No importa ―dice ella, decepcionada―. Tampoco me lo hubiera imaginado nunca así, con la nariz llena de mocos.

―¿Imaginarte el qué? ―pregunta Guy lentamente.

Julia Hoban, Willow




8. La maldición del cumpleaños literario


Y para terminar, quiero que penséis en todos los cumpleaños que habéis celebrado a lo largo de vuestras vidas, y que recordéis exactamente cuántos de ellos podrían calificarse de “corrientes” o incluso de “aburridos”. Por lo tanto, seguro que estáis deseando resarciros y hacer que vuestros protagonistas tengan aniversarios que nunca, JAMÁS, podrán olvidar. Bella consiguió que su cumpleaños desatara el Efecto Luna Nueva. En la Guía de Jessica para ligar con vampiros prácticamente se acabó el mundo. En el decimoctavo cumpleaños de Rose, Shadow Kiss terminó como una tragedia griega para abrir paso al dramático cuarto libro en todo su esplendor. Percy Jackson se pasó cinco libros enteros esperando a que se cumpliera la profecía de su decimosexto aniversario. Casi todo el libro de Carpe Corpus sucede en el cumpleaños más deprimente y más lleno de mordeduras de colmillo de Claire. Y en Elegida, Zoey se enrolla por lo menos con tres de sus cuatro novietes, corta con un par de ellos y encuentra otro más.

¿Y vosotros? ¿Qué es lo que más os gustaría hacer?

―Por favor, no llores ―dijo suavemente―. No hay nada por lo que merezca la pena llorar. Hoy es tu cumpleaños.

―Todo está mal ―protesté, secándome las lágrimas con las palmas de las manos.

―No, Jessica, ―dijo Lucius con suavidad, apartándome las manos. Pasó el pulgar con delicadeza bajo mis ojos, primero por uno y luego por el otro, secando las lágrimas.― A ti te irán bien las cosas. Hoy es un día feliz para ti. Tu decimoctavo cumpleaños es una fecha importante. Por favor, no puedo soportar tus lágrimas.

Beth Fantaskey, combinando un llanto líbrico/lúbrico con la maldición del cumpleaños literario, en Guía de Jessica para ligar con vampiros


Y aunque los tópicos en realidad serán todavía muchos más y mucho más variados, ahora el señor Mellark debe marcharse, porque los pastelillos se le están quemando en el horno. Os saluda cordialmente a todos (¡¡no, a todos no, habitantes del Capitolio!!) y expresa sus deseos de volver a veros pronto, pero no tan pronto como para que os empachéis todavía más (la película de 2012 estaría bien, por ejemplo). En cualquier caso, ya estoy incubando el embrión de la idea con la que escribir el tercer National Geographic, así que quizás os haga esperar menos de siete meses y medio para la próxima entrega. Pero como nunca se sabe, y yo soy muy vaga, y no quiero empacharos con demasiados posts kilométricos, esta vez os dejaré acompañar al señor Mellark a la panadería, si es que se presenta algún voluntario(/a)…

martes, 28 de septiembre de 2010

Capítulo + evento = os interesará a pocos, pero os interesará mucho

O no, pero eso ya es cosa vuestra.

Si no sois de los que habéis leído Mockingjay y habéis visto tantas reseñas en la red que os habéis empachado, y si sois además de los que no han leído ni un párrafo del libro y os pone enfermos no haberlo hecho, os interesará saber que por fin tengo disponible para descarga el primer capítulo del libro (el capítulo de la edición oficial en castellano, no es una traducción fan). Con la colaboración de la cámara de fotos de Constelación de libros y de mi propio portátil con su fantástico software pirata.

Ya sé que a estas alturas seréis poquísimos los que estéis interesados, pero como nunca se sabe:


Y ahora, a otra cosa, esta vez para los zaragozanos y gente de los alrededores: entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre (o sea, entre el jueves y el sábado, o lo que es lo mismo, entre pasadomañana y el fin de semana) tendrán lugar en Zaragoza las jornadas literarias de Vía libre a la lectura. Por si no sabéis lo que es (yo misma no estoy demasiado enterada y no puedo ayudaros), podéis visitar la página web: tenéis aquí el programa de eventos del viernes y el sábado, aquí la información de una firma el jueves (con Javier Ruescas y Susana Vallejo), y aquí la lista de todos los autores participantes.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Breve historia de las portadas (24ª parte)

Con la sangre de dos hermanos me lavo bien las manos,




elijo luego la olla con la tapa que no se abolla,


(made in Ifigenia)


pongo el agua a hervir porque el conjuro quiero cumplir




y con música de rechinar de dientes escojo los ingredientes:




Abracadabra, pata de cabra,


(made in Mina)


alas trituradas de mariposa para conseguir olor a rosa,


(made in Ifigenia)


ojos de muerto viviente, para que la sopa esté caliente,


(made in Valice)


la verrugosa piel de un sapo para fabricar un nuevo trapo,


(made in Castilcar)


cojo dos promesas y las tiro por la ventana,


(made in LibroYoung)


con una pluma de cuervo, escribo un post después de una semana,




y como no soy una cerda, me disculpo por haber dejado al blog olvidado en la mie...

martes, 21 de septiembre de 2010

lunes, 20 de septiembre de 2010

La canción del silencio (Leara Martell) - Reseña

Título: La canción del silencio

Autora: Leara Martell

Editorial: Aladena

Año: mayo 2010

Sinopsis:

¿Qué estarías dispuesta a hacer si un día te despertaras en una celda y descubrieras que eres la principal sospechosa del asesinato de tu marido?

La vida de Aída Lizaro era perfecta. Un amante esposo, una casa bonita, dinero y el estatus social necesario para ser alguien en la vida. Lo tenía todo a su alcance hasta que un día despierta desmemoriada encerrada tras una pared de barrotes y con la única certeza de que ella no lo hizo, por mucho que las pruebas se empeñen en insinuar lo contrario.
Una prostituta, un enfermero y un niño serán los encargados de derribar y reconstruir la falsedad del matrimonio Delveccio. Tres testigos de una vida llena de abusos y mentiras, apariencias y dolor. Tres testimonios que se encargarán de abrir los ojos a la vergüenza y a la desesperación.

¿Qué harías para conservar tu propia vida y la de los seres que más amas si el resto del mundo te diera la espalda?
¿Cuántos golpes se pueden soportar sin gritar?

Su silencio era el arma favorita de Carlo Delveccio y eso le dio alas a Aída para volar. Amor, pasión, debilidad, sangre y una bonita canción de fondo hablando de muerte y liberación. Meses atrás, cuando la música no paraba de sonar.


El cuerpo del delito:



Hay una primera vez para todo:

Y en este caso, es la primera vez que reseño un libro decididamente no juvenil, y aunque seguirá siendo la excepción y no la regla, hoy voy a tener que sudar balas para intentar convenceros de mi modesta opinión. Y mi opinión, como viene siendo la costumbre cuando doy 4 estrellas, consiste en que, si os gusta el género, no deberíais dejarlo pasar.

Primero y ante todo, este es un libro acerca de la violencia de género. Violencia sexista, violencia doméstica, llámale X. No se muerde la lengua, no se autocensura, y sí, muchas veces te revuelve el estómago y te hace rechinar los dientes. Pero si hubiera sido de cualquier otro modo, no habría sido una novela, sino un cuento de hadas. De cualquier forma, tampoco se hace excesivamente intenso. Es decir, no encontraréis aquí la aburridísima costumbre de algunos autores de llenar sus dramones de epifanías tipo "cada vez que abro un paquete de galletas entiendo la filosofía de la vida, y un estanque de peces es una metáfora de la sociedad, pero no hay mejor que ver la calva del vecino para entender qué significa la palabra destino". Yo personalmente ooooooooooooodio esos libros (no es ningún secreto). Y este no es así.

Y segundo, sí, es un drama, pero no, no es principalmente un drama. Ante todo es una novela de misterio: la historia de un asesinato y la investigación que debe resolverlo. ¿Quién asesinó al maltratador? ¿La esposa maltratada? ¿La amante? ¿El hombre que se enamoró de la víctima? ¿O incluso el hijo que quiere defender a su madre?

Tal vez las primeras hojas os cueste aclararos bien dentro de la historia, pero una vez estéis dentro, si os gustan las historias de misterio, esta es para vosotros, y acabaréis sus escasas 150 páginas antes de que os hayáis dado cuenta. Y el final... oh, sí, el final... el final os obligará a releerlo todo otra vez.

De hecho, si yo le resté esa única estrella es porque llevo media vida educándome semanalmente en la escuela del CSI y todos sus parientes policíacos: cada vez que leo/veo algo de misterio, sé quién es el asesino bastante antes de que pasen media hora/medio libro... Y esto, en fin, es un inconveniente. Y aunque ya no veo CSI (pero aún sigo a muchas de sus primas) y no leo tantas novelas de policíacas como en el pasado, me encantó esta novela, y especialmente (lo que me hizo amarla incondicionalmente) ese último giro que le da totalmente la vuelta a esta ópera prima de Leara.

sábado, 18 de septiembre de 2010

El castillo ambulante (El castillo ambulante #1) - Diana Wynne-Jones - Reseña y primer capítulo

Título: El castillo ambulante

Título original: Howl's moving castle

Autora: Diana Wynne-Jones

Año: 1983

Editorial en español: Berenice

Sinopsis:

Al huir de Ingary bajo los efectos de un terrible maleficio, Sophie Hatter encuentra el castillo del mago Howl. El mago es temido en toda la región y hace que su castillo se traslade de un sitio a otro. De forma inesperada, el mago y Sophie colaborarán, cambiando el destino de muchas personas.


Opinión con estrellas:



Trailer de la película:




Opinión sin estrellas:

Había críticas muy buenas de este libro por todas partes, pero lo cierto es que, cuando lo veía, yo sólo podía pensar en una cosa: "ese es el libro con el que sacaron un anime, y eso son dibujos japoneses y a mí no me gustan los dibujos japoneses así que tampoco me va a gustar el libro". (Lo sé: mi lógica es aplastante.)

Pero lo cierto es que el hecho de si un libro tiene película hoy en día ya sólo significa una cosa (siendo muy brutos, pero sabéis que es así): que un guionista se dio cuenta de que dicho libro contenía una idea mucho mejor que cualquier otra que se le pudiera ocurrir a él, y que aunque no se fuera a llevar el mérito, por lo menos ganaría para comer. Y a no ser que dicho adaptador fuera Stanley Kubrick y la película su magistral versión de El Resplandor (que tanto odió siempre Stephen King), pues las películas no se deben ni comparar con sus libros. Y ese fue mi error en este caso (más que nada porque ni siquiera había visto la película hasta terminar esta novela).

Y como sin Ifigenia no lo tendría en mis manos ahora y no lo habría leído, antes de empezar debo darle las gracias.


¿De qué trata?

En un mundo paralelo donde la magia y las maldiciones son asuntos del día a día, Sophie vive con su madrastra buena y sus dos hermanas pequeñas. Sophie es el prototipo de la chica que "es muy buena gente, pero mira, oye, parece un poco paradita". Si le pides que salte, salta. Si le pides que trabaje de sol a sol mientras tú te vas por ahí de fiesta, ella trabaja de sol a sol sin protestar. Y si le sueltas una maldición, igual que hace la Bruja del Páramo, y la dejas convertida de la noche a la mañana en una vieja ochentona, ella se pone el chal sobre sus ropas de vieja y se va de casa sin rechistar, para que nadie tenga que verle las arrugas y ponerse triste.

Lo cierto es que la repentinamente envejecida Sophie se toma las cosas con mucha filosofía: no protesta, no se enfada, no intenta deshacerse de la maldición, y aún por encima se mete a trabajar de criada en el castillo ambulante del Horrible Howl: el aterrador mago que se come los corazones de las chicas guapas, se embadurna de potingues y maquillajes todas las mañanas, y nunca en su vida oyó la palabra "fregona". Y es allí, rodeada de polvo y porquería (¡no por mucho tiempo! ¡fuera suciedad!); viviendo con un mago medio majareta, su aprendiz inocentón y un demonio de fuego con mal carácter; en perpetua huida de la malencarada Bruja del Páramo y en persecución continua de las enamoradas de Howl, donde Sophie, con su cuerpo de vieja, empieza a ser joven. (Creo que si hubiera intentado voluntariamente acabar la frase de forma tan cursi no habría sido capaz.)


¿Por qué yo definitivamente sí, y por qué vosotros quizás también?

Porque es más corto de lo que pensé que sería, porque en una tarde soleada al sol lo había acabado, porque me reí, porque sonreí, porque me alegré y me exasperé con Sophie y me enamoré de Howl, porque es uno de esos libros que recordaréis con cariño, porque estoy escribiendo esta reseña tardísimo y no estoy nada inspirada, porque los libros que menos me inspiran en las reseñas suelen ser siempre los mejores. Porque es tremendamente imaginativo. Y porque es muy bueno, sencillamente, y sería una pena dejar que un puñado de prejuicios tontos (bueno, no sé si los vuestros serán tan tontos como lo eran los míos) os arruinaran una estupenda lectura, deberíais leerlo si todavía creéis en los cuentos de hadas.

Y porque (volviendo al anime), a pesar de que la película por sí sola es muy buena (lo dice alguien sin aguante para los dibujos estos), sencillamente no le hace justicia a la novela.



viernes, 17 de septiembre de 2010

IMM #23: Si Mahoma no va a la montaña...

Por fin. Simplemente POR FIN. He aquí la tragicomedia de la travesía de mi(s) copia(s) de Mockingjay (oh, sí, las "S" tienen su razón de ser), escrita en una única, larga y torturada entrega. Si lo que queréis simplemente es ver los libros del IMM, deslizaos sin rencores hasta el final del post. Pero el desahogo no me lo quita nadie:





Mockingjay: una historia de viajes, engaños y peligrosos explosivos


Día D - 90:
En plena fiebre de "hace demasiados meses de la última vez y necesito El Libro ya", encargo Mockingjay en Amazon. ¿Por qué? Me aseguran que la entrega será rapididísima, y llevo una temporada sospechando que mi cartera me secuestra los paquetes del bookdepository. Sea, pues.


Día D:
El Libro acaba de publicarse hace 1, 2, 3, 10, 20 horas, pero yo no tengo acceso a internet, no puedo leerlo, no puedo saber si Amazon ya lo ha puesto en camino, estoy incomunicada. Cruzo los dedos.


Día D + 2:
No pude resistirme, tengo el ebook en las manos, me gustaría poder acabar de leer El Libro en papel, pero asumo que no será posible. Recibo un email crucial: el paquete sale en este mismo momento de Amazon. Tiempo aproximado de entrega: dos días.


Día D + 4:
Termino de leer El Libro y acto seguido cuelgo su reseña en el blog. Todavía no recibí el paquete, pero no me hago ilusiones y sé que es demasiado pronto. Asumo que lo recibiré en breve, listo para una relectura en fresco.


Día D + 6:
Un cierto trabajador anónimo de una cierta empresa de transportes se encuentra con una casa vacía y me deja un acuse de recibo en el buzón. La empresa se llama (oh, sí, después de semejante tomadura de pelo por supuesto que voy a dar nombres) Transportes Auto-Radio, y parece que trabajan en colaboración con otra que responde a las misteriosas siglas TNT.


Día D + 9:
Sale a la venta El Libro en español. Empiezo a admirarlo en las librerías, sabiendo que todo lo que yo podré ver de mi copia durante unos cuantos días será un misterioso acuse de recibo. Empiezo a quejarme, porque todo el mundo comienza a tener el libro en sus manos... excepto yo.


Día D + 13:
Vuelvo casi definitivamente a casa de mis vacaciones, así que me pongo las zapatillas, deshago la maleta, cojo el papelito del recibo y llamo a esa empresa del TNT o lo que sea. Oh, sí, no hay ningún problema, perfecto, mañana mismo me lo traen, faltaba más, ¿a qué hora me viene mejor? Adiós, adiós, buenas tardes.


Día D + 14:
Nada.


Día D + 15:
Nada.


Día D + 16:
Sigo sin verle la cara a ningún mensajero de la TriNitroTolueno esa, y me mosqueo. Pero estoy ocupada, tengo que volver a marcharme durante unos días, y decido esperar para volver a llamar la semana que viene sin falta. A estas alturas la desesperación por no tener El Libro comienza a alcanzar niveles catastróficos.


Día D + 19:
Ya es domingo otra vez, pero ni una mosca se ha dignado acercarse al buzón en mi ausencia, ni tan siquiera para dejar una miserable cagarruta como recuerdo. A los de la TNT o lo que sea no se les ha visto el pelo en todo el vecindario. Empiezo a albergar vengativas sospechas de lo que pueden significar en realidad esas siglas. Trampas, Narcotráfico y Timos es una de las opciones más benévolas. Se me despiertan los instintos asesinos. Tengo sed de sangre.


Día D + 20:
Vuelvo a llamar. Se repite la misma historia del otro día. Oh, sí, no hay ningún problema, perfecto, mañana mismo me lo traen, faltaba más, ¿que ya había llamado otra vez? No tiene constancia, pero puede ser. ¿Está retenido el paquete? ¿No? Mañana entonces, vale, vale, adiós, buenos días. Empiezo a ser borde, pero definitivamente no lo suficiente. Ni de lejos.


Día D + 21:
Nada. N-A-D-A. Me salen chispas por las orejas, los ojos y la nariz, y estoy segura de que como abra la boca escupiré llamas. Pero no. Resulta que soy asquerosamente educada. Parezco un compendio de buenas maneras, melosidad y burrismo. Vamos, que soy tonta. Es decir, que llamo otra vez, me quejo, no me quejo lo suficiente, monto un pollo liliputiense, pero sí, sí, mañana mismo tengo el paquete en la puerta. Ya. Claro. Y qué más. Cuelgo.


Día D + 22:
Me paso todo el día pendiente de la puerta.

Suena el telefonillo: mi hermano.
Suena el telefonillo: mi hermano.
Suena el telefonillo: el cartero (sin cartas, pero aún así, no es ningún mensajero).
Suena el telefonillo: me pregunto sin demasiado interés cómo es que mi hermano vuelve a casa tantas veces cuando nunca lo oigo salir.

Llega la noche, y estoy furiosa. No llamo más. Estoy convencida de que a mi paquete simplemente se lo ha tragado la tierra, y por qué será que siempre me pasan a mí estas cosas, por qué si lo que quieren es dinero no me piden un rescate de una vez por todas, QUÉ HA SIDO DE MI LIBRO, ¿cónseguiré tocar mi Mockingjay alguna vez? ¿Me estará echando de menos? ¿Llorará por las noches? Le escribo un acalorado email de protesta a Amazon, porque menudas compañías de transportes que contratan, es el colmo, menuda estafa, me han robado los euros, ya se vio lo de rapidísimo, etcétera.


Día D + 23:
Busco en San Google la dirección de la Empresa de Transportes Auto-Radio Maldita, y encuentro a un chófer dispuesto a llevarme a la calle Quinto Pino. Llego a la nave industrial enarbolando el dichoso acuse de recibo como si fuera una bandera pirata y ellos un navío mercante. A estas alturas ha pasado tanto tiempo que creo que se le están empezando a emborronar las letras.

Empiezan a buscar el paquete. El paquete NO aparece.

El paquete sigue sin aparecer.

El paquete sigue sin aparecer.

Pasa media hora.
TNT: ¿A lo mejor lo hemos devuelto ya?
Yo: ¿¿¿¿!!!!!!!!!

TNT: Debe de habérsenos roto.
Yo: ¿¿¿Y te ibas a quedar sin decírmelo, pedazo de...??!!!!

TNT: Aquí parece que no está.
Yo: Fgshgsggshgahsghagshsgh ya sabía yo que me había quedado sin paquete y que nadie me iba a decir nada y que estaban esperando a que me olvidara de él y que ni compensación ni gaitas ni naranjas de la China y fghgshgsfggshgsghs

Y entonces...

... de repente...

Mi paquete.

Magullado, sucio (rayando en asqueroso, en realidad) y con el cartón todo arrugado por los bordes. Pero ahí está. Con mi nombre escrito por todas partes. Con Mi Libro dentro.



Llego a casa hecha unas pascuas, lo abro, me deleito contemplando el libro. Firmo los papeles de la adopción y le saco unas fotos de bienvenida. Pero no lo leo. No todavía.

Abro mi correo electrónico. Mensaje de Amazon: no sólo me devuelven el dinero del transporte (que ha demostrado ser taaaaan eficaz) de mi paquete, sino que ya me han enviado un segundo libro para sustituir al que no he recibido. Lo sienten mucho, no saben cómo ha podido suceder, bla, bla, bla.

Resultado del enfrentamiento:
Amazon: 1.
TNT/Auto-Radio: cero patatero.

Suspiro. Me marcho a tomar el aire.


Día D + 24:
Mockingjay todavía sigue en mi estantería, sano y salvo. No ha desaparecido durante la noche. Es real. En papel y cartón. Con tinta en todas sus hojas (o eso espero...). No me acostumbro a verlo en su nuevo hogar, rompiendo la meticulosamente ordenada escala cromática.



Y entonces empiezo a escribir este IMM, porque prometí escribirlo en cuanto tuviera Mi Libro, y ahora ya lo tengo. Así que ya "sólo" me queda prepararme para lo que está por venir:

¿Volverá la TNT/Auto-Radio a ser custodia del Segundo Paquete?

¿Qué le depara el destino al contenido del Segundo Paquete?

¿Llegaré a tener en mis manos el Segundo Paquete, en caso de que la TNT sea una vez más su custodia?

Todo esto y mucho más, muy probablemente, en algún IMM de vete a saber tú cuándo.


Continuará...



(He aquí la feliz familia reunida: mamá, papá, el bebé, y el hijo adolescente con un piercing en la oreja.)


Y ahora, dado que ya he escrito un post kilométrico y no os merecéis que os torture más, resumo rapidito el resto del contenido del IMM:



  • Forget you: novela rollera de Jennifer Echols. Si queréis leer algo de esta mujer, leed Going Too Far y escapad del resto.
  • El castillo ambulante, de Diana Wynne-Jones: generoso regalo de Ifigenia por la simple y pura razón de que nunca le hacía ni puñetero caso cuando me mandaba que lo leyera. Y sí, lo cierto es que el libro merecía la pena.
  • La mansión de los abismos: llegado vía bookmooch, sólo había leído una vez un libro de Joan Manuel Gisbert y me había gustado, así que quiero volver a intentarlo.
  • Aces Up: otra novela rollera, pero esta vez de Lauren Barnholdt. Si queréis leer algo decente de esta mujer, cogeos Two-way street, porque los demás libros son calcos cutres de ese.
  • Infinite Days, de Rebecca Maizel: la portada es muy bonita. Va de vampiros. Estoy cruzando los dedos. Lo compré. Ahora tiene que gustarme.
  • El Libro.
  • El clan de la loba, de Maite Carranza: me enamoré hace poco de esta mujer, así que era natural que volviera a intentarlo con ella.
  • Return to Paradise, de Simone Elkeles: aunque no os suene este título, tal vez sí os suene Química Perfecta. Aunque ninguna de las novelas de esta autora es (en mi opinión) tan buena como aquella, siguen siendo bonitas y muy fáciles de leer.

1500 palabras y 200 quejas después, sólo me queda cerrar el post. Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho (con la reseña de uno de los libros de hoy, por cierto).