lunes, 31 de mayo de 2010

Tempus Fugit. Ladrones de almas (Javier Ruescas) - Reseña y primer capítulo

Título: Tempus Fugit. Ladrones de almas

Autor: Javier Ruescas

Editorial: Alfaguara

Año de publicación: mayo 2010












¿Qué hora es?


Tempus Fugit PRESENTA...

VAMPIROS DE CIENCIA FICCIÓN y SUPERVILLANOS que mueren vida a vida como en un videojuego. Con...

KLEID (como "caleidoscopio" pero sin la "a" y sin el "oscopio"),

HANNA (como "Hannah" pero sin terminar en "h"),

PABLO (como cualquier otro "Pablo"),

el primer SUPERVILLANO TREKKIE de la literatura

y el cameo estelar de los NUEVOS ESCÁNERES de los aeropuertos, esos que te ven "desnudo sin quitarte la ropa"...

―¿Sabes... leer? ―le preguntó Pablo, asombrado.
―¡Claro que sé! ―replicó ella, saltando por encima del sofá y cogiendo un aparato digital de la pequeña estantería que había detrás―. ¿Por quién me has tomado?
―Pues... por una mujer ―respondió él, enrojeciendo.
Hanna se puso a reír esperando que Pablo la acompañase. Sin embargo, cuando vio que la miraba extrañado, se calló.
―Realmente vienes del pasado ―comentó, aturdida.

Érase una vez que se era, un Diluvio Universal. Durante días, meses, ¡años! llovió y llovió y llovió e hizo tanto calor que se derritieron hasta los cubitos de hielo y los polos de limón de los congeladores de los bares. En consecuencia, el nivel del mar subió tanto, tanto, pero que tantísimo, que por encima del agua sólo quedaron los picos de un puñado de montañas (tal vez recordaréis que una de estas montañas se llamaba Panem), y los ochomiles dejaron de ser ochomiles y pasaron a llamarse...

...tachán, tachán...

Nuevomundo.

Como en todo Diluvio Universal que se precie, hubo un hombre llamado Noé que tuvo la brillante idea de construir un Arca, fletarla y esperar que para cuando escampara ya hubiera llegado al Everest.

Lo que Noé no había previsto era lo mortalmente aburrido que iba a resultarle el crucero. Y así fue cómo, a lo tonto a lo tonto, se hizo trekkie y fabricó su primera Cabina De Teleporte Para Usos Múltiples (Ca.De.Te. P.U.M.). Era una de esas cabinas en las que te metías, hacías hush, hush, y de repente aparecías al otro lado del mundo, como si fueras Harry Potter. O también podías meterte en ella, sacarte los calzoncillos por encima de los vaqueros, y decir que te llamabas Supermán, hola qué tal.

Pero a Noé, un hombre de bien al que el Diluvio le había agriado el carácter y amargado la vida, lo que realmente le interesaba era controlar el mundo, ser Jefe Supremo del Bollicao y, cómo no, hacerse inmortal (ya sabéis que este turbio asunto de la inmortalidad fue siempre el talón de Aquiles de los Supervillanos).

Claro que definirte como trekkie en tu currículo no te deja precisamente a la altura de Lord Voldemort, el Presidente Snow o Darth Vader, así que Noé ideó un Plan Perverso: secuestraría a tiernos bebés inocentes, los convertiría en chicos-robot (androides para los amigos) y los entrenaría para que fueran ladrones de almas, de Esencias, de futuros. Llámalos X.

Kleid era uno de estos ladrones-robot de guante blanco. La élite dentro de los androides: más frío, retorcido, sexy y calculador que ningún otro. Lo que el Supervillano Noé desconocía cuando lo envió a La Misión Por Excelencia era que a Kleid le pesaba, y mucho, la conciencia. A veces al pobrecito Kleid le parecía que, en vez de una máquina de frío titanio reforzado y ultraligero, tenía en el pecho un corazoncito de plomo derretido.

Y ese es el ingrediente fundamental para un ataque de rebeldía adolescente, tanto si eres un chico de 17 años corriente y moliente como si eres un despiadado androide ladrón de almas con los días contados.

Así que cuando Kleid se cruzó en el camino de una ciclista rara y de su quizás-próximo-novio llegado por accidente del pasado, quedó claro que los tres estaban destinados a ponerlo todo patas arriba; que el Supervillano Noé no encontraría Arca lo bastante grande donde esconderse, y que el Bien se impondría sobre el Mal...

... o no.


A contrarreloj:

Javier Ruescas metió en la coctelera un libro de vampiros, otro de distopías apocalípticas y otro de viajeros en el tiempo, y después de agitar enérgicamente vio la luz Tempus Fugit. Ladrones de almas. Partiendo de esta original premisa tenemos un librito entretenido que tal vez no haga historia, pero os arrastrará página a página sin dejaros luego con ese regusto amargo de "esto ya lo había leído yo antes".

Sin pelos en la lengua ni miedo a soltar tacos "por exigencias del guión", la narración es buena, pero me gustaron especialmente los diálogos. Por lo demás, hay malos demasiado malos y buenos demasiado buenos, pero el personaje verdaderamente jugoso es el que se mueve siempre en el medio más turbulento: Kleid. Los cambios de perspectiva en la narración bailan entre los tres protagonistas, agilizando la trama y jugando con la oscuridad de Kleid, la ingenuidad de Pablo (el viajero en el tiempo que se encuentra en Nuevomundo como un pulpo en un garaje), y las situaciones a veces tiernas, a veces dramáticas y a veces cómicas de la relación de Pablo y Hanna.

El ritmo de la historia es constante, y especialmente ágil en la primera parte del libro. Hacia la mitad encontré un bache de unas treinta páginas, que empieza con una de esas escenas de "hagamos un inciso en esto de matarnos los unos a los otros, que tengo que contaros una larga historia". Yo nunca valoro demasiado las historias del pasado metidas dentro de las novelas, y esta se me hizo tediosa. Pero a partir de ahí la novela fue recuperando el ritmo poco a poco, dando giros que siempre iban más allá de lo que yo había previsto, hasta alcanzar ese final cerrado sólo a medias y algo agridulce tan característico de la ciencia ficción.

Por lo tanto, si lo que buscáis es leer algo diferente, escaparos de la romántica más repetitiva o encontrar un verdadero soplo de aire fresco con ciencia ficción de por medio (y mensaje ecologista al fondo), Tempus Fugit es una opción muy entretenida. No esperéis que esté a la altura de Los Juegos del Hambre (de verdad, por una vez no quería mencionar más los Juegos, pero hablando de cifi me fue imposible no hacerlo), pero es muy superior a otras novedades del momento a las que se les ha dado mucho más bombo, como Meridian (aburrido hasta decir basta), o incluso el intocable Hush, hush, que tiene una portada muy bonita, cierto, pero es exactamente la misma historia de siempre.


No sé si debería decir esto, peeero... la escena del robo de un alma del primer capítulo no tiene desperdicio. Y para saber más cosas sobre el libro, escuchar las canciones que lo inspiraron o acceder a descargas de material extra, visita la web oficial de Tempus Fugit.

domingo, 30 de mayo de 2010

Breve historia de las portadas (18ª parte)

Dicen de los estudiantes (o por lo menos yo estoy harta de que me lo digan en clase) que hemos perdido el pensamiento crítico. Que nuestro cerebro está en los codos y que somos ovejas tontas que pastamos apuntes sin digerirlos nunca en la cabeza. No creo estar ahora mismo en condiciones de refutarlo, porque yo, cuando estoy estudiando, pierdo vocabulario. Sencillamente, con cada nueva página que estudio casi puedo sentir cómo me olvido de una palabra más, y cómo esa palabra pasa a ocupar ese sitio en la punta de la lengua de donde ya nunca podré rescatarla sin ayuda. Es triste que al aprender unas cosas se olviden otras, pero así ha sido siempre en mi caso (sí, el saber sí ocupa lugar, que el cerebro no es ningún pozo sin fondo).

En cualquier caso, como todavía estoy leyendo (y casi terminando) las entradas del concurso, esta vez con menos imágenes que de costumbre y con pocas palabras (porque no se me ocurren más, supongo), viene hoy una Breve historia de las portadas con espíritu crítico, comparativo y contradictorio.

Es contradictorio, por ejemplo, que Caperucita Roja se convierta en un lobo cuando hay luna llena. ¿Quiere eso decir que fue ella misma la que se comió a la abuelita?




Es contradictorio que con la portada de Crónicas Vampíricas intentaran copiar a Crepúsculo en su momento, y que ahora venga Crepúsculo y copie descaradamente a Crónicas Vampíricas. ¿Habrá sido en venganza? (Pues anda que no tendría que escribir muchos libros La Meyer para poder vengarse de todas las portadas que le copiaron.)




Es contradictorio que estas portadas de la realeza que Ifigenia encontró tengan un aspecto tan pobre y unas tiaras tan... cutres.




Es contradictorio que existan dos Anillos Únicos.




Es contradictorio que veamos a tantas mariposas posadas con suavidad sobre las manos, cuando es tan horriblemente difícil conseguir que una mariposa no suicida lo haga.




(Aquí, si bien en miniatura, eso que hay en el dedo también es una mariposa.)




Quien dice manos, dice labios. Gracias a Ifigenia por encontrar este plagio descarado, pero... ¿de verdad hay alguien que dude sobre quién copió a quién?




Y he aquí otras portadas de mariposas posando en solitario. Ya sé que hay muchas más, pero me daba mucha pereza colgarlas todas (sorry).




Y tanto me da una mariposa como una libélula. Seré yo la rara, pero no me gustan las portadas con bicho. (Off-topiqueando: tengo ahora mismo a una araña haciendo footing por el techo de mi habitación. Mientras no se le dé por el rápel, creo que todo irá bien.)




Es extraño que las vacas locas nos miren con tanta cordura desde las portadas (o incluso con una corona más lujosa que las tiaras de ahí arriba: ¿será esto un mensaje republicano?).




Les haré ahora un hueco a los libros de laberintos, porque muchos se parecen, por fuera... y también por dentro. (Lo que son los años: en mi memoria la portada de La noche del eclipse era mucho más espectacular.)




Gracias a Zoeey por chivarse de que alguien le robó la cinta a Bella y se puso a jugar con ella.




Otro huequecito para un parecido demasiado evidente. Tan evidente que no voy a juzgarlo más ni a hacer otros comentarios.




Y un penúltimo espacio para las chicas que se enfrentan contra las inclemencias del tiempo. Un rayo. Oh. Un tornado. Oh, oh. (¿Se atreverá alguien a publicar Marujita contra las lloviznas de mayo?)




Y el último espacio de mi entrada de hoy se lo reservo a los ángeles guardianes de piedra. Incluso aunque esta imagen de Guardian of the Gate no haya pasado de provisional y sea más vieja que el tebeo, no quería dejarla fuera, y así (casi) cierro el post con un par de estatuas.




Pero no podía dejar el post así, sin más. Porque ya me han dado un tirón de orejas varias personas, lo voy a reconocer: con todo el tiempo que me paso diciendo burradas de los Juegos, es contradictorio (soy contradictoria) que no me haya hecho eco de la noticia de que la trilogía se cerrará en español el día 2 de septiembre.



Pues en realidad no es que me olvidara, sino que lo hice a propósito, porque:

a) como ya aparecía la noticia en tantos blogs al mismo tiempo, no sería una nueva para casi nadie.

Y más importante todavía...

b) le he cogido manía, poquito a poco, al título en español. Y eso es un problema muy gordo, porque hubo gente con muy malas (horribles) intenciones que vino a amargarme diciendo que mi querido Mockingjay suena igual que Moco Guay, y ahora no puedo evitar recordar eso cada vez que veo la portada americana. Pero lo cierto es que cuando leo el título español tampoco puedo quitarme de la cabeza la imagen de la serpiente de Voldemort (Nagini para los amigos) siseando sssssssinnnnssssssajjjjjo por los rincones. Pobrecita de mí. A ver ahora qué hago.

jueves, 27 de mayo de 2010

The Maze Runner (The Maze Runner #1) - James Dashner - Reseña y primer capítulo

Título: The Maze Runner (The Maze Runner #1)

Traducción no oficial: El Corredor del Laberinto

Autor: James Dashner

Editorial en inglés: Delacorte Press

Año de publicación: octubre 2009

Acerca del libro en español: ya a la venta en Latinoamérica bajo el título Correr o morir, y en España en noviembre como El corredor del laberinto.




Trailer oficial y peliculero:



El laberinto de las estrellas:



Publicidad no subliminal:

The Maze Runner tiene un puñado de adolescentes encerrados en un lugar peligroso para mayor gloria de los que los observan comiendo palomitas y hurgándose en la nariz. Tiene un montón de palabras más o menos inventadas que me niego a traducir por mi cuenta y riesgo. Tiene muertes traumáticas y (¿muy?) violentas, e incluso tiene un personaje/hermanito pequeño al más puro estilo de la tributa Rue. Por tener, tiene incluso un primer capítulo muy lento que no se corresponde para nada con el paso frenético del resto del libro. Así que esta vez no me estoy inventando lo de la publicidad subliminal: os guste o no, este libro tiene muchas cosas en común con Los Juegos del Hambre, y las tiene en el mejor sentido posible. (De verdad: ¿hay algún mal sentido para hablar de los Juegos? No contestéis. *suspiro: 3 meses todavía*)


Perdámonos juntos:

Cuando Thomas se despierta en un ascensor, lo único que sabe es que no sabe nada (soy un saco de frases hechas con patas, no puedo evitarlo). No recuerda nada de su vida pasada, ni del mundo que lo rodea, ni de su familia, ni de sus amigos, ni de por qué está metido en un ascensor, ni de a dónde está ascendiendo. Puede considerarse afortunado por saber su nombre, porque eso es lo único que recuerda.

Entonces, cuando las puertas del ascensor se abren y Thomas entra por primera vez en el Claro, se descubre rodeado de chicos (diría que son chicos de su edad, pero lo cierto es que no recuerda cuántos años tiene). A pesar de que por lo general son todos muy bordes (algunos son tan irascibles que parece que se ducharan con nitroglicerina por las mañanas), todos ellos parecen acoger con la mayor naturalidad el que un extraño salga de repente de un ascensor con un mal caso de amnesia.

Pero lo cierto es que así son las cosas en el Claro, y así han sido siempre. Sin adultos, sin adultas, sin ni siquiera una mujer que estrogenice un poco el ambiente, el Claro está habitado únicamente por la versión cifi de los Niños Perdidos de Peter Pan. Cada mes llega en ascensor un nuevo chico con la memoria formateada, y este chico se tiene que adaptar a la vida del Claro. (Iba a añadir "o morir", pero creo que ahí me pasé de melodramática. O a lo mejor no.)

Mientras tanto, la crème de la créme de los chicos amnésicos, los Corredores, salen diariamente del Claro para buscar la escurridiza salida del Laberinto que los rodea.

Lo que nos lleva a la Pregunta Importante Del Día: ¿Qué es el Laberinto? ¿De verdad es tan importante como para dedicarle el título de un libro? Pues va a ser que sí. El Laberinto es, como su nombre indica, un laberinto (me he lucido), y es lo que separa el Claro del mundo exterior. Durante el día, los Corredores (insisto: leed el título del libro) salen al Laberinto a buscar una salida. Durante la noche, unos monstruos muy feos cuyo nombre me niego a traducir lo recorren de arriba a abajo, devorando con saña y glotonería las tiernas carnes de los muchachitos amnésicos que no han podido regresar a la seguridad del Claro.

Así son las cosas, y así han sido siempre.

Con o sin mal humor congénito, a los Niños Perdidos no les queda más remedio que aceptarlo.

Hasta que, al día siguiente de llegar Thomas, sale del ascensor una chica. Una Chica. La primera representante del sexo femenino que pisó nunca el Claro.

Si este libro fuera como Oscuros, ahora debería desatarse la I Revolución de las Hormonas, mientras esa Chica, sin personalidad ninguna, le entregaría en bandeja su pusilánime corazoncito al Niño Perdido que estuviera más bueno y tuviera peor carácter (aquel que se duchase más a menudo en nitroglicerina pura).

Pero este libro no se parece a Oscuros, sino a Los Juegos del Hambre. Y que no sirva de precedente, pero esta Chica lo único que desata es el Fin del Mundo (o algo que se le parece mucho). Así que los Niños Perdidos deberán conseguir escapar del Claro y del Laberinto por fin, o de lo contrario morirán todos (nunca debe faltar un buen aliciente para trabajar bien).

Y ahora, mientras todos los demás los odian por haber puesto fin (a nadie le importa que haya sido sin querer) a su Claro de la Anodina Comunidad Amnésica (C.A.C.A.), Thomas y la Chica deberán ser los cerebros pensantes que consigan sacarlos a todos de allí antes de que se acabe el tiempo (sin presiones).

***

Para ser sincera, empecé este libro tres veces antes de ser capaz de superar las primeras páginas, tan lentas son. Pero una vez pasé de ahí, ya no pude dejarlo más. No siempre fue original ni siempre fue imprevisible, y desde ese punto de vista tal vez debería restarle una estrella a la crítica, pero lo cierto es que el libro no se merece esa rebaja. Se ha ganado las 5 estrellas a pulso, porque:

Tiene un ritmo impecable, una narración ágil, momentos más divertidos y más aterradores y más tiernos, una levísima pincelada de romance, unos personajes muy bien perfilados (es increíble, pero la personalidad es un concepto que existe en la realidad) y un final tan abierto como la boca de un león en medio de un bostezo.

Acaba de entrar por la puerta grande en el Club Vip De Las Trilogías Sobre Hechos Angustiosos En Las Que No Puedes Parar De Leer, junto a los Juegos y a la Cose (tendré que buscarle un apodo también a este libro). En este caso, el segundo tomo se titulará The Scorch Trials (aproximadamente: Las Pruebas de la Quemadura, y esta portada de la derecha sólo es provisional), y saldrá a la venta en inglés el próximo mes de octubre. La tercera entrega tiene el título (supongo que provisional) de The Death Cure (como suena: La Cura de la Muerte), y no saldrá a la venta hasta finales de 2011. Ya que se han adquirido los derechos, esperemos que el primero se publique en español antes de eso...

Y para terminar por fin, algo de información aleatoria: el ilustrador de las portadas se llama Phillip Straub; la imagen completa (que para mi gusto recortaron demasiado, aunque casi mejor que no hayan salido las caras borrosas) la podéis ver aquí abajo, y este viene a ser, exactamente, el Laberinto de la discordia:



Para saber más, descargar cosas y jugar a un minijuego muy lujoso, podéis visitar la web oficial del libro.