martes, 30 de marzo de 2010

IMM #15: lo que está y lo que debería estar

Son en total 14 libros, más un par que no encajan por no ser juveniles y no aparecen aquí, más otro par más que me gustaría que estuvieran pero no ha podido ser.

En cualquier caso, foto de familia (si es que son una monada, hasta se sostienen los unos a los otros):



(Tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda son muchos, así que los iré diciendo poquito a poco.)

Empiezo con los pedidos al bookdepository que dicho bookdepository se ha dignado enviarme ya (si es que me tratan muy mal, debe de ser porque me tienen comiendo de la mano, y lo saben).




  • Tagged, de Mara Purnhagen. Me gusta la portada de este, y sí, lo he comprado, lo estoy leyendo, no es un horror, tampoco es que merezca la pena hablar de él, no recuerdo muy bien las razones por las que lo cogí, pero en fin.
  • The Fallen & Leviathan, de Thomas E. Sniegoski. Me enamoré completamente de su portada, y si esa os parece una razón muy superficial, a mí también me lo parece, así que adelante, juzgadme y condenadme (hoy voy a cavar mi propia tumba). Pero pensé que aunque los títulos son menos originales que el nombre de mi blog, esto es una reedición y le hicieron hasta una miniserie, así que tampoco debe de ser un libro horrible. Claro que el actor que la protagoniza es el mismo que hace de Stefan en Crónicas Vampíricas, y esos libros sirven de poco más que de posavasos y aún así les hicieron una serie completa, así que... Vamos, que en el peor de los casos siempre puedo quemar el contenido en una hoguera purificadora y quedarme con la portada, y al fin y al cabo, si nos ponemos a pensar en qué libros merece de verdad la pena leer, seguro que ni siquiera los Juegos sale bien parado (Madre del Amor Hermoso: voy a lavarme las manos con lejía por la blasfemia que acabo de teclear).
  • Forget-her-nots, de Amy Brecount White. No sé por qué, llevaba mucho tiempo empecinada con que quería leer este libro. Y ahora que lo tengo, empecé a leerlo, empezó a crisparme, y tuve que relajarme y darlo de lado. Pero lo terminaré. Lo acabaré y, si hace falta, me desahogaré en una reseña algún día (estoy deseando que llegue el momento).
  • Suicide notes, de Michael Thomas Ford. Más muestras de mi recientemente descubierto amor/odio por el drama. En este caso no me he atrevido a tocarlo todavía: voy a dejarme reposar un poco antes de sumergirme en sus dramáticas hojas.
  • Better Latte Than Never, de Catherine Clark. No me preguntéis por qué compré este libro. Por favor, no me lo preguntéis.




Pero no todos mis pedidos al booky podían ser errores de concepto, porque si no era cuestión de deprimirse del todo y ponerse a leer folletines de instrucciones. Así que, en caso de desesperación, siempre me quedará John Green (autor de, entre otros, la Chincheta Gigante) para consolarme. Y me puse a leer un libro navideño en plena primavera, pero quedé muy contenta y muy aliviada, e iba a colgar su reseña, pero estos días estoy un poco vaga y me dio pereza (aún así, habrá reseña, que estoy deseando hablar de él como una abuela chocha). ¿Qué libro es? Let it snow, con relatos de Maureen Johnson, John Green y Lauren Myracle.




Estos vienen de otros lectores de la mano de bookmooch. Si no sabéis lo que es el bookmooch, se trata de una web de intercambio de libros, Beleth lo explicó muy bien en su blog, así que todo lo que yo pueda contaros no añadiría mucho. Tenía ganas de leer algo de Joan Bauer, así que los dos libros de bolsillo son suyos. El grande, porque tengo intención de redimirme de una vez con esta autora y me da pereza leer Memorias de Idhún, es Dos velas para el diablo, de Laura Gallego, gracias a Castilcar.




Y ahora, en español. De todos estos habrá reseña, así que os coloco la lista y punto pelota:

  • Oscuros, de Lauren Kate. La portada de este libro tiene tacto aterciopelado pero a la vez gomoso. Es decir, tiene tacto de goma de borrar, y como la última vez que dije esto de un libro nadie me entendió y me sentí muy frustrada, si cogéis este libro en brazos sabréis de qué estaba hablando.
  • La maldición de las musas, de Javier Ruescas.
  • El internado de St Jude's. Novata, de Carmen Reid.
  • El beso del vampiro, de Lynn Raven. (Menuda decepción de libro, y ya no digo más.)

Y ahora voy a quejarme con la crónica de mi caza de Encantamiento de luna (también de Javier Ruescas, el primero de Cuentos de Bereth, de hecho). La librería a la que voy yo siempre, porque es muy grande y si ellos no tienen algo es rarísimo que otros lo tengan (y además me queda al lado de casa, y eso también influye), tiene un local dedicado sólo a literatura juvenil. La razón se escapa a mi comprensión, porque la mitad de los libros juveniles que voy a buscar allí los tienen en el otro sitio, y al final pasa como hoy, que me marearon más que al último vivo en una partida de brilé, y total quedé igual con las manos vacías, y todavía no conseguí el libro. Al final vi Los hijos de las tinieblas desde demasiado lejos y desde muy abajo (qué guapo, pero qué guapo es, incluso de perfil, y qué ganas le tengo), pero no pude comprar lo que venía a comprar, ni pude ver la mitad de las cosas que venía a ver, así que fue un paseo más bien frustrante (me estoy viendo buscando Encantamiento de luna por los meses de los meses, y eso no se puede permitir).




Y esto que veis aquí son dos copias de Guía de Jessica para ligar con vampiros. Están de incógnito, en medio de un montón de postales y marcapáginas con los que bien podría empapelar mi habitación (estoy planteándomelo muy seriamente, de hecho). El de la izquierda es mi copia en inglés. El de la derecha es una copia en español que va a ir directa al Book Tour de Constelación de libros. Así que si tenéis un blog, vivís en España, y tenéis interés alguno en leerlo (el librito merece la pena, podéis echarle un vistazo aquí a mi reseña y a los primeros cinco capítulos), pasaos por aquí. A todo esto, tengo una tercera copia de este libro (esta vez firmada) de camino a mi casa. Creo que entre los tres libros iguales que tendré en mi poder en un momento determinado, y entre todos los marcapáginas, voy a acabar teniendo pesadillas con la portada.

Y hablando de la portada, la primera vez que os las enseñé las dos juntas hubo alguien que dijo que parecía que en la americana la chica sonreía, y en la española no. En su momento sonó a paranoia, pero la paranoia es contagiosa, así que me fui a comprobar si era cierto. Y lo peor de todo es que sí, es verdad, en la portada americana (izquierda) le photoshopearon una sonrisa a Jessica, y a mayores le engordaron los labios y se los pintaron. Pero en la portada española (derecha) le dejaron la expresión melancólica (y más natural, para qué negarlo) original. Por una vez, voy a aplaudir la decisión de Versátil, porque decidieron que no convenía abusar demasiado del fotochó.

sábado, 27 de marzo de 2010

Breve historia de las portadas (15ª parte)

Resuenan en las calles los tambores. Las plazas se llenan del sonido de las saetas y las cornetas y las trompetas, y yo pongo de banda sonora en el blog unos cantos gregorianos. Los encapuchados arrastran cruces por las calles. La gente se agolpa en las aceras durante horas para ver cómo pasean unos señores con disfraz y un capirote en la cabeza. El asfalto se viste de luces con la cera de las velas. Se pueden ver muchos pies descalzos reconociendo cada centímetro del terreno impregnado a conciencia de porquería los otros 358 días del año.

Es decir. Es Semana Santa.

Y por eso, y sólo por eso, esta Breve Historia de las Portadas de hoy, decimoquinta en todo su esplendor, treinta y siete días después de la decimocuarta, cargada de imágenes en procesión, alas y trajes oscuros, está dedicada a los ángeles.

Y para empezar... estoy enamorada. Muy, muy, pero que muy enamorada. Creía que Hush, hush había puesto una meta imposible en lo que a ángeles se refiere, pero no, estaba equivocada. Ved esto. Y decidme si no queréis vosotros también poner un halo en vuestras vidas.




Aún así, no puedo hablar de ángeles sin mencionar a Hush, hush. Esta imagen de aquí abajo no es la portada, sino la fotografía original de James Porto utilizada en el libro. Si queréis descargarla a un tamaño un poco mayor, haced clic sobre la imagen.




Siguiendo las normas que la portada de Hush, hush impuso, es decir...

... alas + tableta de chocolate + bíceps - camiseta ...

... se crearon estas dos imágenes. A mí, personalmente, la primera me encanta. Pero la segunda, con esa ala tan obesa que tiene, me recuerda a una gaviota, así que me corta el rollo.




Y esta vez con camiseta. Versión oscuridad y versión arco iris.




Y ahora dos chicas y un parecido asombroso, y siempre me parece que son el mismo libro, y tengo que recordarme insistentemente que noooooo, que son libros diferentes, aunque ninguna de las dos portadas sea especialmente bonita (será por la ausencia de bíceps y tabletas de chocolate, quién sabe).




Más chicas (ugh... en realidad lo primero no sé qué es), más alas y menos comentarios, que no sé qué decir.




Las que no podían faltar son las cuatro portadas de los cuatro libros de Cuatro Almas. Porque los libros serán muy cursis y todo lo que vosotros digáis, pero las portadas son preciosas y una maravilla (la última... hummm... dado que el libro está dedicado al novio de la protagonista... y dado que los dos tienen alitas... hummm... ¿tendrá algo de profético/spoiler?)






Y ahora gárgolas que no lo son, tatuajes, espaldas sinuosas y portadas también maravillosas (esto de las alas se presta a portadas aún mucho mejores que los colmillos, y por eso es un desperdicio total y absoluto que de vez en cuando haya incluso portadas feas de ángeles).




En este caso la primera imagen, toda estatuosa ella, se parece más a una gárgola, pero más bonita. Es la primera portada que tuvo la segunda parte de La profecía de las hermanas (Michelle Zink), Guardian of the gate (El guardián de la puerta), aunque con esa cubierta no se imprimieron más que un puñado de ARCs. La portada definitiva es la que veis a vuestra derecha. Yo, sinceramente, prefería la del ángel.




Y en este otro caso unos dibujos muy bonitos para los libros de una autora que todavía no he empezado a leer.




¿Qué pasa si ahora aplicamos a los ángeles las lecciones de minimalismo que os enseñé el pasado mes de diciembre? Pues que podemos ocupar toda una portada con sólo un par de alas. Es más: una portada entera con sólo un trozo de ala. Unos dirán que es cutre. Otros responderán que hay que ahorrar.




Ya puestos a ahorrar, ni alas ni tonterías. Una pluma y punto pelota. Aunque en este caso ninguna de los dos libros trata de ángeles. La (inmerecida) reedición de la bazofia Damon: el retorno va de vampiros y está manchada de cutre-sangre del photoshop. La otra imagen es el cartel de la película de Krabat, y la cosa va de magos y cuervos.




La que sí que trata de ángeles es la segunda parte de Hush, hush (estoy cerrando el círculo, por lo visto), llamada Crescendo. Esto que veis aquí abajo no es su portada, sino su pre-portada, porque en estos tiempos hasta es un acontecimiento y una fecha importante la publicación de una portada (que se lo digan si no a Suzanne Collins o a Cassandra Clare). En cualquier caso, yo vi esta imagen ayer, y la vi tan cutre y tan decepcionante que casi le dedico un post exclusivamente para quejarme de que menuda broma habernos mantenido en vilo por semejante tontería (que no es que sea fea, pero aún así, no es una portada por cuya presentación en sociedad merezca la pena lanzar cohetes). Yo, sinceramente, tengo la esperanza de que la portada sea tan buena como la primera, porque en lo que a sinopsis se refiere, ya la he leído y no tengo muchas esperanzas puestas en ese segundo libro.




Pero centrándonos en esa pre-portada y en ese cielo que los ángeles recorren de una punta a la otra... Suma y sigue. Un Mockingjay/Sinsajo se ha vuelto a cruzar con un Mockingbird/Sinsonte (gracias a Ifigenia por esa imagen), y juntos han tenido... pajaritos (hummm... ¿halcones? Es que yo de pájaros no entiendo, y cuando están en pequeñito, mucho menos).






Ahora coged ese cielo una vez más, desnudadlo de ángeles y de pájaros, y cruzadlo con mi muy querida y aplaudida Chincheta Gigante, y tenéis otro parecido que no merece la pena ni comentar. Bueno, algo sí. Porque el día que vi La Segunda Chincheta Gigante me puse a dar saltitos y grititos como una loca.




Pero me estoy saliendo del tema. Estábamos hablando de temas religiosos propios de la Semana Santa que acabamos de empezar. Así que regresemos a ellos, y no estaremos a más de veinticinco millas de tocar el corazón de Dios. Porque estas portadas se parecen. Porque la forma que han tenido de integrar el título traslúcido en la imagen me gusta mucho. Sea en caminos o en carreteras. Aunque supongo que esas 25 millas se podrían recorrer mucho antes por una autopista, pero bueno.




Si cogéis ahora la carretera anterior y le pegáis encima, en un copia y pega descarado pero muy acertado, la portada original de Química Perfecta, tendréis esta otra joyita portadil que veis a la derecha. Porque el libro es un dramón, por lo visto, pero me encanta su portada, y me encanta mucho. Y teniendo en cuenta la cantidad ingente de dramas con los que me he cruzado recientemente, no dudo que me lo acabaré leyendo. Todo sea por el fin honorable de adornar mis estantes con cosas bonitas. Aunque (lo confieso) siempre tengo que darle varias vueltas a mi cabeza (en el sentido literal) antes de aclararme de quién es cada una de las cabezas. Tanta pasión, tanta pasión... a ver si los va a atropellar un camión, y entonces ya no llegan a ninguna parte.





Ahora ha llegado el momento de enseñaros más sumas. Esta no requiere mucha explicación, ¿verdad?






Y otra suma más. ¿Qué pasa si mezclamos un cadáver con un escote tapado únicamente por el mínimo que exigen los límites de la física?






Pero es hora de regresar a tiempos más felices. Carreras por el campo, vestidos y oscuras melenas al viento. Yo no me acabo de explicar cómo se puede correr por una hierba tan larga con unos tacones tan altos, pero cada cual tiene sus cualidades. A lo mejor son los ángeles quienes la ayudan.




Porque sería más cómodo, desde luego, correr en vaqueros (que no tienen nada que ver con los tacones ni con los ángeles, cierto, pero me da lo mismo). El primero de los libros va de colmillos, oséase, vampiros, mezclados con fraternidades y universidades y esas cosas tan góticas y tan vampíricas. El segundo no es un libro, sino el cartel de Uno para todas, la adaptación al cine de Un verano en vaqueros, de Ann Brashares.




Y para ir terminando por fin, vuelvo a centrarme en el tema de hoy. La llave del Paraíso la tiene San Pedro en su llavero. ¿Será tal vez una de estas dos? ¿La habrá perdido San Pedro? ¿Qué estaría haciendo San Pedro para perderla? ¿Se la habrá robado un encapuchado?




Empecé la Historia de hoy con La Mayor de las Bellezas, y la termino con otro Bellezón. Tengo muchas imágenes más, y muchas otras imágenes que me han enviado por mail, pero esas caerán la próxima vez. Así que hoy cierro con una novela de Robin McKinley (no acaba de gustarme esa autora, pero da igual) dedicada a Pegaso, el caballo angelical alado del Olimpo. Así aprovecho para recordaros que la semana que viene se estrena (en versión atraco-a-mano-armada, es decir, 3D) el remake de la película 100% ochentera y 100% mitológica Furia de titanes. Perseo (que como le gusta mucho el 3D es el mismo actor de Avatar, pero con mucha más ropa y mucho menos pelo que en la película original), la Medusa con sus melenas, el Kraken sin Johnny Depp, y Pegaso.