viernes, 22 de julio de 2011

Los hermanos Grimm en solo tres recomendaciones (tres reseñas, dos capítulos y un post)

Periódicamente me propongo mentalmente reseñar algunos libros en concreto, pero entonces no me salen las palabras, así que borro la reseña y empiezo a hacer otra cosa, olvidándome de lo que quería decir. Eso significa que termino por no recomendaros todo lo que debería.

Así que escribo este post para matar tres pájaros de un tiro, en recuerdo de uno de anti-recomendaciones que escribí hace 16 meses:

Érase una vez tres adaptaciones de cuentos infantiles que destacan sobre todas las demás porque son mucho mejores. Probablemente os suene alguna de ellas, posiblemente os suenen todas, pero no quiero que se queden sin mi granito de arena. Aunque hablaré de estos tres libros muy brevemente (la mayoría los leí hace años), los tres se merecen lectura. No tenéis por qué hacerme caso, claro está. Pero esta vez tampoco os iba a pesar demasiado. (Además, le debia una justificación a Gail Carson Levine después de haber puesto podre uno de sus peores libros.)


1. La Cenicienta, de los hermanos Grimm / Perrault
El mundo encantado de Ela, de Gail Carson Levine
(Aunque este libro no se parece demasiado a ninguna de las dos versiones del cuento.)



Cuando Ela nació, la cabra loca del hada Lucinda, sintiéndose generosa con el universo, harta de esa cría mocosa y muy pagada de sí misma, decidió otorgarle el don de la obediencia. Luego le dijo "calla" y Ela-bebé calló de golpe.

Desde ese día, si le decían "come", Ela comía. Si le decían "salta", Ela saltaba. Si le decían "vete a la mierda", Ela buscaba una bosta de vaca y se ponía de pie encima.

En resumidas cuentas, que su don era una completa basura.

Así que Ela creció rodeada de órdenes más o menos bienintencionadas, aprendiendo los idiomas de todas las criaturas vivientes (desde loros a trolls y enanos), y charlando periódicamente con Char, el príncipe encantador que estaba más que encantado con Ela.

Pero en cuanto apareció en escena una madrastra, seguida muy de cerca por una hermanastra mala y otra boba, las cosas empeoraron. La única solución para Ela era buscar a la loca de Lucinda y suplicarle de rodillas que por favor por favor porfavoporfavor se metiera sus dones por donde le cupieran y la dejara en paz para siempre.

Anne Hathaway apareció en la versión para cine de este libro (Hechizada para los amigos), pero decir que la adaptación es libre es ser generosos. Es divertida y muy visible, y en general está muy bien si no os habéis leído el libro e ignoráis por completo lo que os estáis perdiendo. Porque el libro es mucho más óptimamente mejor, en realidad. Más completo, más complejo, menos tontorrón, menos paródico, más tierno, más interesante, más para todas las edades, más digno de releer una y otra y otra vez.

Es tan viejo que probablemente la mitad ya lo hayáis leído y a la otra mitad os suene de algo. Pero hasta que no hayáis pasado la última página, vosotros os lo perdéis.

Con Ediciones B desde 2002.



2. La pastora de ocas, de los hermanos Grimm
La princesa que hablaba con el viento, de Shannon Hale



Ani era una princesa rubia, la mayor de sus hermanos, y desde pequeñita estuvo prometida, como corresponde a los cuentos infantiles, con el príncipe (moreno) de un imaginario reino vecino.

Cuando la chica estuvo en edad de merecer, partió hacia dicho reino con su séquito de criados, sirvientes y guardaespaldas (todos rubios), pero la cosa se torció. La muy puerca de su dama de compañía, que además de tener melena dorada tenía un piquito de oro, intentó asesinar a Ani, hacerse pasar por ella, pasarse al príncipe por la piedra y llegar a ser reina (las plebeyas avariciosas que ansían gobernar no deben nunca manchar sus manos de sangre azul).

Pero Ani no murió (o de lo contrario nos quedábamos sin libro a las cuatro hojas): huyó, se tiñó las cejas, se tapó sus cabellos de oro y se puso a cuidar gansos en la ciudad. Así que, lentamente, Ani dejó de ser una repipi metomentodo, deprimida, estirada e insoportable para convertirse en una pastora de gansos un tanto locatis que aprovechaba sus relajadas tardes de pastoreo para coquetear con ese caballero tan guapetón que le ponía ojitos.

Las primeras páginas son lentas y algo aburridas. No hay demasiados secundarios. Todo sucede en un mundo demasiado ideal, pero precisamente por eso es un cuento de hadas. Con magia, amor, príncipes y princesas y reyes, una princesa que habla con los animales, traiciones, complots y etcétera. En cuanto pasa el tostón de las primeras hojas, todo lo que sigue es verdaderamente bonito.

Con Oniro desde 2009.


3. Los siete cuervos, de los hermanos Grimm
La hija del bosque, de Juliet Marillier
(En este libro son cisnes, y existe alguna versión del cuento en el que también aparecen cisnes, pero, desde la madrastra mala hasta el desenlace, esta es la versión que más se le parece, aún a pesar de dichos cuervos.)



Sorcha vive en la Irlanda medieval, tierra de hadas, brujas y trasgos, con sus impenetrables bosques y su eterno feudo con los bretones.

La pequeña de siete hermanos, Sorcha era una chica bastante feliz.

Hasta que llegó la madrastra. Con sus finos modales y sus puñaladas traperas de bruja, la madrastra maldijo a los hermanos: mientras los chicos se convertían en cisnes y marchaban volando, Sorcha huyó, desesperada, y se lanzó a los brazos de la Buena Gente. La Buena Gente, oséase las hadas, apiadadas, le permitieron acabar con la maldición: si tejía seis camisas de ortiga y no decía ni escribía ni una sola palabra hasta que sus seis hermanos se las hubieran puesto, la maldición desaparecería.

Claro que una chica de doce, trece, catorce años, que vive sola en el bosque, en silencio, se presta a que le sucedan muchas cosas terribles antes de que se termine su tarea...

Como al anterior, a este libro le sobran algunas de las primeras hojas, pero al final merece la pena con creces. El tono es más oscuro y la protagonista tiene bastante más fuerza que en los dos libros anteriores, así que, desde ese punto de vista, el público objetivo ya no es tan niño.

miércoles, 20 de julio de 2011

IMM #28: deseo recibir todas las envidias de vuestros VAdictos corazones


Teniendo en cuenta que la foto es cutrísima porque casi no había luz, porque el flash es enemigo mortal de toda superficie reflectante, porque me entró el tembleque masivo en las manos y porque mi cámara nunca da la talla cuando se siente presionada, estas son las portadas:



Es decir, que tengo Bloodlines, que viene a ser esa portada tan hortera que hay en el medio y que es el primer libro de seis de la saga spin-off que está escribiendo Richelle Mead después de terminar hace ocho meses el sexto libro de Vampire Academy. (seis + seis = un montón de años entre el principio y el final). Aunque aparentemente todas las portadas de esta serie van a ser igual de horrorosas (la de The Golden Lily, segundo libro con fecha de 2012, aquí a la derecha, no parece suponer ninguna mejoría con respecto a la primera), tengo ganas de empezar a leer. Solo me contengo porque ya estoy leyendo otros tres libros a la vez, y quiero terminar alguno antes de empezar con Bloodlines.

Así que dejo que me envidiéis.

Seré acogedor recipiente de todas vuestras envidias VAdictas.

Y disfrutaré cada momento.

Si ya acabasteis de leer los seis libros de Vampire Academy, podéis superar vuestros propios nervios leyendo aquí el primer capítulo (en inglés) de Bloodlines.

Si no terminasteis todavía Vampire Academy yo de vosotros no lo leería, porque los spoilers son tremendos.

Y si no habéis terminado Vampire Academy porque la intentáis leer en español y nadie se acuerda de vosotros, lo siento, c'est la vie, santa paciencia, qué porquería, no se le pueden pedir peras al olmo, esto es un asco. y mucha suerte.

Y ahora, sobre los otros dos libros del IMM:

  • Sombra, de Elena P. Melodia: segunda parte de Oscuridad, libro que me había gustado mucho hace un año y que reseñé aquí, para aquel al que pueda interesar. Misterio a medias paranormal con protagonista psicótica y personajes estrambóticos.
  • ¡Zas!, de Terry Pratchett: uno de los tres libros que me estoy leyendo en estos momentos, y probablemente el primero que termine, porque es el mejor de todos. Última entrega de la serie de la Guardia de Ankh-Morpork (y quizás una de las mejores, con todos mis respetos a ¡Voto a bríos!), y tal vez trigésimo novena del Mundodisco (o algo así). Nunca duele que Terry Pratchett sea un genio, pero tampoco duele que Paul Kidby sea un ilustrador magnífico.

Y para terminar, estos son los ganadores de las tres copias del sorteo de Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea:
  • LittleSwallow, de Zaragoza.
  • Delfina González, de Mieres.
  • Dovito, de Almería.

¡Enhorabuena a los tres!

Hubo 162 participantes en total, y en caso de que alguno de los ganadores no responda a mi email en un plazo de tiempo razonable (varios días, no seré maniática pero tampoco os olvidéis de mí), repetiré el sorteo de ese libro. Aquí abajo aparecen los números ganadores, y podéis descagar en este enlace la lista de participantes.


viernes, 1 de julio de 2011

Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea - Annabel Pitcher - Reseña, capítulo y SORTEO

Título: Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea

Título original: My sister lives on the mantelpiece

Autora: Annabel Pitcher

Editorial en inglés: Orion

Editorial en español: Siruela

Año en inglés: febrero 2011

Año en español: marzo 2011

Puntuación:


Trailer del libro (está en inglés, pero es muy bueno):





Sorteo de TRES ejemplares:

No se me ocurrió una forma más fácil de hacerlo. No tenéis que estar registrados en ningún sitio y ni siquiera tenéis que desplazaros hasta el final de la reseña. Lo único que os exijo es que viváis en España o tengáis una dirección en España a la que poder enviarle el paquete. Podéis completar el formulario en cualquier momento entre hoy y el domingo 17 de julio:

Concurso cerrado.

Y ahora, la sinopsis (o mi versión de ella):

Hace cuatro años Jamie tenía seis primaveras y vivía en una familia corriente y moliente, clase media de adosado de toda la vida, con sus dos hermanas mayores gemelas (gemelas entre sí y mayores que Jamie, se entiende) y sus padres. Entonces apareció el terrorismo islámico, explotaron varias papeleras y una de las dos hermanas salió volando en cachitos, de repente, mientras corría detrás de unas palomas.

Frenazo en seco.

Una rótula, el codo derecho y tres dedos, al cementerio, debajo de una lápida de mármol blanco.

La madre entierra a su hija y se va con otro. Un profesor de yoga o cualquier equivalente, ¿a quién le importa?

Una clavícula, dos costillas, un dedo del pie y un pedacito del cráneo, incinerados y en un frasco, sobre la repisa de la chimenea.

El padre no entierra a su hija, se queda con la custodia de los otros dos, se aparta del mundo, se enamora de una botella de vodka, deja el trabajo y sale de Londres de inmediato, hacia un pueblecito de la Inglaterra profunda donde la gente cocina galletitas y no hay sitio para moros ni negratas ni extranjeros asesinos con mensajes hipócritas que se adueñan de la educación de sus hijos como si de la nueva plaga de Londres se tratara.

Pero el padre está enamorado de esa botella de vodka y no deja de darse el lote con ella ni para desayunar, así que Jamie y su hermana son dos huérfanos de facto que viven en una familia corriente y maloliente, clase media con padre borracho y madre a la fuga. Por eso no hay nadie que le prohiba a Jamie hacerse amigo de la única niña de su clase que no lo insulta ni se mete con él: esa chica morena con pañuelo en la cabeza que se llama Sunya y que es, horror de los horrores y pecado capital, musulmana.


Deberíais leerlo porque...:

Hay algunos escritores que se hacen de rogar, que nunca en la vida han publicado nada pero que llevan siglos maquinando en esas cabecitas letradas suyas; autores que aunque no han nacido aprendidos sí han crecido aprendiendo, así que cuando por fin estampan su nombre en un libro dan el pelotazo. Annabel Pitcher, por ejemplo, tiene una forma especial de meterse en la cabeza de un niño de diez años que va más allá de saltarse todas las comas o de reinterpretar los diálogos, y que al final acaba convirtiéndose en la voz infantil más fuerte desde, no sé, quizás Mark Haddon y su El curioso incidente del perro a medianoche (también cinco estrellas, por cierto, echadle un vistazo). Y por cierto que esta valoración de voces infantiles es completamente cosa mía, basada en los 300 libros (libro arriba, libro abajo) que he leído en este par largo de años, pero no he podido leer más y no tengo más cosas con las que compararlos.

Así que tiene un estilo impecable, pero no es solo su forma de decir las cosas, sino también las cosas que nos dice. Aunque algunas veces se deja llevar por la lágrima fácil y las situaciones-cliché de lagrimeo al por mayor (cachorrito malherido, ojos del gato de Shrek y esas cosas), lo cierto es que los personajes se te acaban por tatuar en el cerebro, con sus ganas de vivir y su mensaje contra el racismo, de que la xenofobia se erradica historia a historia y persona a persona. Un mensaje universal de tolerancia, para lectores de 9 a 99 años, que se aleja lo bastante bien del talante barato que se deja ver de vez en cuando en algunos medios.

No se trata de que este no sea vuestro estilo, de que os parezca trillado, típico, lacrimógeno o aburrido, porque podéis muy bien estar confundidos y ni siquiera saberlo todavía. Que no os guste la portada o que el volumen del libro no llene exactamente el hueco vacío de vuestra estantería. Que ya estéis hartos del terrorismo o cualquier otro etcétera alternativo que se os pase por la cabeza. Es corto y merece la pena: tenéis derecho a leerlo en algún rato largo (por eso ya es verano en este hemisferio) y venir luego a decirme que me he equivocado. Me gustaría poder miraros a todos con mirada asesina e insistiros una y otra vez para que lo cojáis ("léelo, tienes que leerlo, vamos a qué esperas, lee lee lee lelelelele, etc."), pero me tengo que conformar con esta reseña, con la mirada que os echo telepáticamente desde mi lado del teclado, y con el sorteo de más arriba (gracias a Siruela por hacerlo posible), para meteros el gusanillo y esas cosas. Más fácil es imposible, y más claro, agua.

Aunque papá seguía gritando y el viento sacudía las ventanas y el café got got goteaba desde la mesa hasta formar un charco en el suelo, lo único que podía oír eran las palabras de Sunya. Ojalá fuera normal. Quería ir hacia ella y coger sus puños en mis manos y volver a ponerle el anillo en el dedo y decirle Me gusta que no lo seas.

martes, 28 de junio de 2011

IMM #27: cuando las ranas crían pelo y yo escribo IMMs

Hace casi siete meses que no cuelgo un IMM, por lo que ya iba siendo hora. Además, había alguien en el chatbox de la barra lateral que me hacía sentir culpable de vez en cuando, y con "de vez en cuando" quiero decir cada dos meses o así. Por eso al final me puse a trabajar y, como ya me temía, recordar qué libros se suponía que eran nuevos y debía incluir en el IMM fue toda una hazaña, porque seis meses y tres semanas es un montón de tiempo. Así que, después de cinco intentos y treinta y dos fotos, al final he reunido un total de 17 libros. Eso debe de ser un récord personal mío, sobre todo teniendo en cuenta que solo compré 12 de esos diecisiete, y doce libros en siete meses son menos de dos libros al mes, lo que supone un número muy aceptable, y hasta pequeñito. Discreto, si me apuro un poco.



Uno por uno, en detalle, todos ellos:



  • Flores de sombra, de Sofía Rhei (con una firma y una dedicatoria preciosas y muy míassssssss). Reseña aquí, con cuatro estrellas largas.
  • Cuentos de Bereth #3: Los Versos del Destino, de Javier Ruescas. Tengo aquí la reseña de las dos primeras partes, pero este todavía no lo he leído.
  • Bajo la hiedra, de Elspeth Cooper (no es la edición final, por eso no tiene la portada bonita que le corresponde): todavía lo estoy leyendo. El libro está bastante bien, pero la letra minúscula y apretujada me está torturando la vista y la cabeza, y hasta hace dos días necesitaba los ojos para estudiar y el cerebro para memorizar, así que voy despacio.



Dos segundas partes de libros ya leídos y reseñados:
  • Exile, de Anne Osterlund. Es la segunda parte de Aurelia, y mejor libro que aquel.
  • Where She Went, de Gayle Forman. La continuación de Si decido quedarme, y aunque lo leí en francés, sinceramente, no es lo mismo (principalmente porque mi francés deja muchísimo que desear, pero también porque en la edición de nuestros vecinos no aparece ninguno de los chistes sobre franceses). No acabo de reseñarlo porque sería un spoiler terrorífico del final del primer libro.



  • Rules of survival, de Nancy Werlin: existe en castellano y se llama "Las reglas de la supervivencia de Matt". Lo he leído porque me lo habían recomendado varias veces y porque, en fin, es Nancy Werlin, y a mí me gusta mucho esa autora. Incluso reseñé un libro suyo en la noche de los tiempos.
  • School's out... forever, de James Patterson: segunda parte de The Angel Experiment, un libro futurista de aventuras con mutantes (no uno de esos futuristas ñoños y aburridos que tanto se venden ahora) que había reseñado hace unos meses.
  • Blessed, de Cynthia Leitich Smith: es el final de una trilogía de vampiros que me gustó más de lo que cabía esperar. Como el tercero se hizo de rogar mucho tiempo, los dos primeros libros habían salido a la venta hace varios años, y los reseñé los dos aquí (capítulos traducidos inclusive): Tantalize y Eternal. Como novedad que resulta de agradecer, en este caso la vida de los protagonistas no gira alrededor de ningún instituto. Sí, van al instituto, pero van en su tiempo libre, no en cada capítulo.



  • La huella de un beso, de Daniel Glattauer: aprovechando el tirón de Contra el viento del norte, reeditaron este hace unos meses. Debió de venderse bastante bien, porque el autor tira y además es pequeño y barato. Eso sí, no es tan bueno como aquel, pero es bastante entretenido y muy divertido a ratos. Sin más.
  • Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea, de Annabel Pitcher: fue una recomendación de Javier Ruescas que le agradezco mucho, y que me leí enseguida. Precioso. Simplemente precioso.
  • La agencia: una espía en casa, de Y.S. Lee: hay muy buenas críticas de este libro, cuyas primeras entregas se publicaron con Versátil en español hace tiempo, e Ifigenia me lo recomendó hace mucho. Aún no sé qué decir, porque todavía no lo he leído.



  • Cartas en el asunto, de Terry Pratchett: increíble, genial, fantástico, fabuloso, maravilloso, estupendo, alucinante, desternillante, perfecto. Hoy es mi primer día de vacaciones, así que debo empezar a escribir reseñas de nuevo.
  • La Verdad, de Terry Pratchett: lo compré después de que Cartas en el asunto me dejara con ganas de más, y aunque no es tan bueno como ese, merece la pena.
  • La excursión a Tindari y Un giro decisivo, de Andrea Camilleri: me parece que en la foto tendrían que aparecer otros dos libros más de la colección del comisario Montalbano, pero creo que mi madre se está leyendo uno y ha prestado el otro, así que no puedo sacarles fotos.

Y Melina Marchetta, Melina Marchetta, Melina Marchetta. Tengo ganas de más Melina Marchetta, pero hasta octubre de este año no podré leer nada nuevo (así que me he releído Finnikin of the Rock de cabo a rabo, incluso aunque no hace ni seis meses que lo conozco y la relectura es un gran privilegio que todavía no le he otorgado ni siquiera Al Libro).
  • The Piper's Son: es una secuela de uno de los libros anteriores de Melina Marchetta. En este caso pasaron algunos años y los protagonistas ya son veinteañeros.
  • Finnikin of the Rock: una maravilla, y, citándome a mí misma un poco más arriba: "increíble, genial, fantástico, fabuloso, maravilloso, estupendo, alucinante, perfecto".

Y para cerrar el post, os dejo el nombre de la persona que se lleva a casa Caperucita Roja, en el sorteo que organicé hace una semana: después de siete días y 103 participantes, random ha hablado, y la ganadora es Vuchita, de Vigo. ¡Enhorabuena!

jueves, 23 de junio de 2011

La generación perdida

Al principio de la Historia hubo libros. Al principio de la imprenta hubo más libros. Siglos después aparecieron libros que los niños leían y que los adultos no leían porque tenían cosas más importantes que hacer (véase Julio Verne). Hubo libros de aventuras y de vaqueros y de huerfanitos y de hombres de la selva que vivían con los gorilas y mataban leones. Algún tiempo más tarde, algunos señores (y señoras) empezaron a escribir libros pensados para niños y protagonizados por niños, donde los adultos no pintaban nada (véase Enyd Blyton).

Muchísimos años después, hace solo cuatro días, apareció una variante juvenil, donde los adolescentes tenían la última palabra y eran el centro del universo.

Y he aquí que la literatura juvenil vivió un boom y abandonó el patio del instituto: la empezaron a leer niños de colegio y también jóvenes (y no tan jóvenes) que habían dejado sus años de instituto atrás hacía tiempo.

Reconozco que al principio me sorprendió, pero luego me acostumbré al hecho de que hay casi tantos veinteañeros como adolescentes leyendo libros juveniles. La blogosfera es un claro ejemplo. He aquí una servidora, por decir un caso concreto (aunque una servidora no era veinteañera todavía cuando empezó a escribir en el blog, y digo esto para que no me echéis años de más).

Pero pasa una cosa con la literatura juvenil, y es que el mundo se termina cuando se termina el instituto. El protagonista cumple 16 años y vive un drama. Luego cumple los 17 y vive un dramón. A veces ya tiene los 18 cuando llega al clímax de la historia. Y entonces acaba los exámenes del tercer trimestre, va al baile de graduación e incluso se marcha de vacaciones, pero... en cuanto se acerca a las puertas de la universidad se corre un velo enorme de repente y aparece la palabra FIN escrita con enormes letras mayúsculas.

Los 19 son una edad tabú. Cumplir 20 es hasta pecado.

Por ejemplo, una vez leí en un libro la descripción de una chica de 19 años que estudiaba de incógnito en un instituto. Al final reconocían su engaño porque tenía patas de gallo y se la veía algo vieja, lo cual tengo que decir que me pareció fatal en su momento, porque yo tenía precisamente 19 años y ninguna pata de gallo, ni siquiera de gallina.

El caso es que hace meses que no leo nada ambientado en un instituto, porque un buen día decidí, de repente, que ya me aburrían esos libros. Hace un montón de años que ni siquiera tengo recreos, ni deberes, ni profesores que se sepan mi nombre, ni clases de treinta alumnos, ni excursiones. Así que los libros que giran en torno a esos temas ya no me interesan (las distopías de hoy no se molestan ni en disimular que son los dramas de instituto de ayer).

Pero, si dejo a un lado la literatura juvenil, entonces me encuentro de frente con la chick-lit, la urban fantasy y los demás géneros de adulta-todavía-ligeramente-juvenil: protagonista con los veinte ya muy largos y muy aprovechados, o incluso con los treinta recién estrenados, con trabajo, piso, coche, novio treintañero y padres a tropecientos mil kilómetros y años de distancia. Algunas incluso tienen el reloj biológico activado y campanas de boda como tono de móvil. Es más, hay algunas que hasta son sus propias jefas.

¿Qué pasa entonces con todos los que estamos perdidos en el medio? ¿Con todos los que no existimos? ¿Con todos los que no debemos de leer demasiado porque no aparecemos por ninguna parte en la literatura? ¿Esos del principio y medio de la veintena cuyo futuro es una neblina misteriosa, casi todos con algo de estudiantes, algunos universitarios y otros no, muchos en busca del primer trabajo y prácticamente todos económicamente subvencionados por mamá y papá? ¿Qué pasa con los pisos de estudiantes y las crisis vocacionales de mitad de carrera y las prácticas en empresas y el momento ni-ni en el que ni sabes qué más estudiar ni te contrata nadie para trabajar?

En realidad es una tontería, pero me gustaría encontrar algún libro que no fuera muy distinto a la literatura juvenil que pulula por todas partes y por mis estantes, pero que a la vez tuviera más cosas en común conmigo. No debe de ser algo demasiado raro, porque hace algo más de un año la editorial americana St. Martin's Press hizo el amago de trabajar en un nuevo género, el New Adult, pero la iniciativa no prosperó.

Hace unos meses leí The Piper's Son, de Melina Marchetta. Era la segunda parte de un libro ambientado en primero de bachillerato, pero en esta secuela habían pasado varios años, y ahora los protagonistas ya habían cumplido veintiuno.

La literatura fantástica, en cambio, parece mantenerse más atemporal: como en la Edad Media Sucedánea no hay institutos, no importa demasiado si los personajes tienen diecisiete o veintidós. En su caso es más una cuestión de números que de verdaderas diferencias.

La cuestión es que ahora estoy vagando entre géneros, y echo en falta más libros para la generación perdida. Por lo tanto, si vosotros entendéis mi crisis y de paso se os ocurre algún título, estoy abierta a sugerencias.

sábado, 18 de junio de 2011

Sorteo: gana un ejemplar de Caperucita Roja

Tarde, mal y a rastras. Ya sé que este libro no es novedad desde hace meses, pero tengo una copia en casa (gracias a Alfaguara, si es que soy más falsa que una moneda de tres euros), y no demasiado interés en leerlo, principalmente porque lo puse podre hace meses y no me gusta la idea de tener que tragarme mis propias palabras (gran defecto, el orgullo...).


Así que os lo voy a poner especialmente fácil. Completad el siguiente formulario (no hace falta estar registrado en ningún sitio ni ser seguidor de nada), y a partir del día 25 a medianoche (eso es una semana contando desde hoy) lo sortearé en random entre los participantes. Solo válido para España (lo siento, pero no estoy en condiciones de vender mis dos riñones...).

Concurso terminado (y formulario cerrado).

martes, 14 de junio de 2011

Katniss y sus canciones

Vi hace un par de días en El extraño mundo de Silmeriel esta versión tan bonita de la canción que canta Katniss en Mockingjay. El inglés se llama "The Hanging Tree", así que en castellano debe de ser algo así como "El árbol del ahorcado", pero no estoy segura de cómo la tradujeron exactamente.

Las canciones de Katniss son a Los Juegos del Hambre como los partidos de Quidditch a Harry Potter o los estriptis bajo la lluvia de Jacob a Crepúsculo: quitarlas sería como mutilar la película. Y parece ser que Jennifer Lawrence ya está haciendo gorgoritos en el estudio, así que no creo que debamos preocuparnos por ese tipo de mutilaciones. (Por cierto, el compositor de la banda sonora de la película es T-Bone Burnett, que ya se encargó de la música de Cold Mountain, Happy Feet y En la cuerda floja.)

En cualquier caso, volviendo a esta canción de aquí abajo, el compositor se llama Sam Cushion, y la cantante, Rachel Macwhirter. Es una de las múltiples versiones que existen de las dos canciones de Katniss, y algunas de las que circulan por youtube son verdaderamente buenas. Esperemos que de la película salga una brillante...

jueves, 2 de junio de 2011

Y así fue como Alfaguara mató un gatito y se echó a reír despiadadamente

Entrada también conocida como "La historia de cómo Alfaguara nos mandó a todos a tomar por saco", o como "He aquí el por qué fue cancelado El Ciclo de la Luna Roja sin un beso ni un adiós", o también como "Consolaos, pipiolos, porque leeréis el final, pero por otros medios".


Porque, en época de crisis, el dinero lo mueve todo (¿cómo culparlos?), Alfaguara se olvida cada vez más de la literatura juvenil.

Caperucita Roja y Agua para elefantes, dos de las contadísimas novedades juveniles de Alfaguara en 2011, y las dos más publicitadas, solo fueron apuestas seguras de libros con portada de póster, y (de no ser porque los libros en España siguen siendo escandalosamente caros) con toda la pinta de ser un regalo que te hacen en los multicines por comprar un bote grande de palomitas, al crujido de las cuales verías en el cine esas dos películas tan sumamente crepusculescas.


Y así fue como El Ciclo de la Luna Roja se cayó del carro y quedó cancelado. Aunque Alfaguara ha optado en este caso por la política "a la chita callando" y no dijo nunca ni arre ni so, J.A. Cotrina os explica aquí el porqué de la cancelación.


Y como yo tengo alma de pelota y ese hombre es un santo, en el mismo post nos consuela a los pobres fans llorones diciendo que él va a seguir adelante, contra viento y marea y sin editorial que lo respalde, y que como que él se llama José Antonio que el tercer libro verá la luz polvorienta de las bibliotecas (iba a añadir aquí que lo escribiría con sangre sobre las tiras de piel previamente arrancadas de su espalda, pero ¿quién sabe?).

Una autopublicación, lo más seguro, pero el libro ya está casi terminado, nos ha prometido un título pronto, y dice que le gustaría que saliera a la venta en una fecha muy señalada para sus devotos. Es decir, y como buena secta (satánica) que se precie, en Halloween (Samhein para sectarios confesos) deberíamos poder leer el hermanito pequeño de Cose y Tini.



Y por si estáis peces en la materia y no sabéis qué libros son estos, os explico (aunque como sectaria fiel que soy, no me siento inclinada a disculpar vuestra ignorancia):

La Cosecha de Samhein (Cose para sus amigos) es un libro muy bruto y muy entretenido de fantasía y persecuciones (y algún que otro asesinato). Me costó mucho tiempo y mucho trabajo conseguirlo, pero al final lo tuve en mis manos. Y me enamoré perdidamente de él el año pasado, aún cuando había sido publicado en el lejano año 2009, cuando Alfaguara todavía no estaba reconvertida en un cartel publicitaro de Yelmo Cineplex (de esos carteles que, en los centros comerciales, siempre tienen misteriosamente pegado un chicle de fresa lleno de babas secas).

Luego llegó Los Hijos de las Tinieblas (o sea, Tini), todavía mejor que el anterior y con un final que en el mejor de los casos podría ser tildado de cruel, y en el peor de los casos, de sádico. Pero siempre de genial.

Así que me declaro no sorprendida por el abandono de Alfaguara, contenta por la lealtad de J.A. Cotrina, y molesta con el mundo editorial en general, que este año 2011 no está resultando más que en amargas cancelaciones y tomaduras de pelo. Porque, mis queridos niños, rematemos la faena: olvidaos del cuarto libro de Laila Winter hasta nuevo aviso. Su publicación queda pospuesta. ¿Hasta cuándo? No tengo ni la más remota idea. Quien empieza posponiendo hasta mañana enseguida acaba cancelando para siempre.