Autora: Robin Brande
Editorial: Knopf
Año: 2009
Sinopsis:
Y fue entonces cuando me di cuenta de que quería ser ella.
No ella en el sentido de que quisiera luchar contra hienas de dientes de sable para conseguir una comida decente, sino en apariencia. Por una vez en mi vida ―y ya sé que esto suena increíblemente superficial, pero la ciencia exige la verdad―no me importaría verme... bien. O por lo menos mejor que ahora. Tal vez incluso guapa, si es que eso es posible. Cuando me levanto por la mañana, es como si estuviera vestida con este gigantesco traje gordo, y si tan sólo fuera capaz de encontrar la cremallera, entonces podría salir de él y empezar a vivir mi vida de verdad.
Sopa de estrellitas:
Entrante
Os escribí aquí la sinopsis tal y como aparece en la contraportada, porque es chocante. ¿Veis eso sobre las hienas de dientes de sable? Cuando lo leí por primera vez, creí que era una forma más de echarles pullas a las animadoras, y que lo que Cat quería era ser como la abeja reina de su instituto (un objetivo completamente superficial y poco enriquecedor, pero bastante frecuente, por otra parte).
Pues no.
Lo de las hienas de dientes de sable es en el sentido literal. Cat quiere ser como una chica Homo Erectus: vida natural de salud y belleza, para que cuando unos científicos de milenios en el futuro encuentren sus huesos y les pongan un cuerpo alrededor para intentar saber qué aspecto tenía, no le adjudiquen ni un sólo gramo de grasa más ni menos que los que tenía en vida (¿o acaso alguien vio nunca un dibujo de Homo Erectus gordo?).
Primer plato
¿Todavía no te sientes como una foca obesa? ¿Quieres empezar a hacer dieta, pero no consigues mentalizarte? ¿Quieres perder peso, pero todavía no te sientes lo bastante gordo/a? ¿Quieres conseguir sentirte culpable cada vez que mordisquees una tableta de chocolate o te bebas un refresco?
Pues entonces, Fat Cat es todo lo que necesitas.
Tras leer sus primeras 150 páginas conseguirás sentirte tan absolutamente seboso que te pesará hasta el alma, y serás capaz de oír el crujido del colesterol dentro de tus arterias, mientras los michelines se bambolean alrededor de tu abdomen perezosamente como un grupo de babosas en celo y la papada te llega hasta el ombligo. Porque son 150 páginas de dieta estricta, de aniquilación sobre el papel de la comida basura y de pérdida en general de muchos kilos por parte de Cat, Kit Cat, la gorda Cat. Básicamente, porque no hay mucho más tema.
Segundo plato
Una vez pasadas las primeras 150 páginas, sin embargo, la cosa cambia. Cat ya está delgada, así que es hora de empezar un segundo libro dentro del libro, una comedieta romántica que bien podría titularse “Bridget Jones va al instituto”. Os presento a los intereses amorosos:
- Greg: bruto, feo, malooooooo, con menos sex appeal que un murciélago sin colmillos. Será el primer novio cuando la Gordísima sea sólo Gorda-A-Medias.
- Nick, también conocido como Hugh Grant. Es un guapo rompecorazones, y con él nuestra ¿querida? Cat/Bridget Delgada se calienta como una estufa y se desmelena que da gusto. Pero claro, él no la quiere, y en realidad ella a él tampoco...
- Matt, también llamado Colin Firth. Es el amigo de la infancia, el primer amor verdadero “que nunca se olvida” (cita literal del libro), y un auténtico bombón (aunque Cat ya no puede tomar bombones, por supuesto, porque sigue a dieta). Claro que... en realidad Cat lo odia a muerte. ¿O no?
¿Os suena la historia? Bueno, ya se sabe que no todos los libros pueden mantener el misterio hasta el último momento. (A continuación voy a encasquetaros una frase monísima de publicidad subliminal, así que tenéis permiso para poner los ojos en blanco e ignorarme.) No todos los libros en este mundo nos hacen padecer con la duda de si Katniss acabará más sola que la una, de si Janie y Cabel conseguirán acabar juntos, o qué será de los amoríos de Rose. (Fin de la publicidad subliminal.) El libro es absolutamente predecible, pero es muy ágil, al principio es bastante divertido, y ofrece mucho más de lo que en realidad nos da. La idea de que Cat quiera ser una Homo Erectus moderna como proyecto en clase de biología me gustó (¡peligro! laboratorio: obligatorio ligar con el de al lado). Que utilizara los deberes como excusa para hacer dieta, y que pretendiera con ello ganar un concurso científico, ya no tanto. Empezamos el libro con una idea en la cabeza (Cat de animadora), nos proponen otra cosa distinta (Cat de Chica Erectus, porque decir Chica Erecta suena fatal), y al final nos quedamos con una apología desenfrenada de la comida sana y con una comedia romántica descafeinada.
Está bien que un libro de estos tenga clichés. Es de esperar. Una mejor amiga ultra-perfecta, por ejemplo. Eso es normal. Chicos-florero que sólo sirven como máquinas de besuqueos para subirle el ego a la protagonista acomplejada. Eso también es normal. Pero luego tenemos todo ese mensaje de que la chica gorda se odia a sí misma (no me lo invento: hay un párrafo que usa exactamente esas palabras), que no tiene amigos, que nadie la quiere, que es fea... Y entonces adelgaza, se saca varios ligues de la manga, es feliz, es mucho mejor persona, su vida se vuelve perfecta, y patatín, patatán.
VEN-GA. YA.
Claro que esa no es la versión oficial. La versión oficial es que la comida sana es muy buena, pero que todo el mundo debe ser aceptado por cómo es en realidad, con o sin michelines. Y ahora seré yo la que ponga los ojos en blanco, porque mi impresión final fue muy distinta. Un libro como este sólo sirve para que las niñas gordas que lo lean acaben con la autoestima por los suelos, y se supone que este es un libro juvenil cómico y de entretenimiento, y a lo mejor es mi culpa porque no tengo sentido del humor, pero no veo dónde está la gracia de decir de una forma tan absolutamente directa que ser gordo es igual a ser un fracasado. La obesidad es una enfermedad y el sobrepeso es un problema social, pero ninguno de los dos es una puñetera peste.
Así que lo único que consiguió este libro, al final, fue cabrearme.
(No hay postre)
Contra todo pronóstico, Katniss Everdeen ha sobrevivido a los Juegos del Hambre dos veces. Pero ahora que ha salido de la ensangrentada arena con vida, todavía no está a salvo. El Capitolio está furioso. El Capitolio quiere venganza. ¿Quién creen que debería pagar por las molestias? Katniss. Y lo que es peor, el Presidente Snow ha dejado claro que nadie más está a salvo tampoco. Ni la familia de Katniss, ni sus amigos, ni la gente del Distrito 12. Poderosa e inquietante, la emocionante última entrega de la innovadora trilogía de Los Juegos del Hambre promete ser uno de los libros más discutidos de todo el año.