jueves, 16 de septiembre de 2010

Breve historia de las portadas (23ª parte)

Tengo 3132 portadas repartidas en 55 carpetas ordenadas con el viejo sistema del "ya lo haré mañana". Algunos cientos están repetidas, pero los otros miles no. 406 megas de mi disco duro están ocupados por todas estas imágenes, así que lo difícil sería que por lo menos unos cuantos cientos de ellas no se parecieran patológicamente a otros cuantos cientos. Algunos centenares de esos parecidos ya los enseñé en alguna de las 22 breves historias de las portadas previas, y otros aún no los he encontrado. Pero cada vez que me pongo a buscar nuevos parecidos y la inspiración no me llega como por arte de magia, se me quitan las ganas. Es difícil no desconcentrarse cuando ni siquiera recuerdas lo que estás buscando.

Y entonces, de repente, encuentro un clon. Y otro. Y otro más. Me llueven los clones por todas partes. (Tengo un paraguas granate y otro rosa oscuro: esta casi podría ser yo 200 días al año.)




E Ifigenia encuentra varios más.




Y entonces encuentro también la inspiración y me arremango, pulso el temido botón de "añadir imagen", le saco brillo al teclado, y empiezo. Empiezo contándoos lo muchísimo que me llamó la atención el hecho de que alguien, quienquiera que fuese, se atreviera a usar la fuente de Parry Hotter en una portada absolutamente no harrypotteriana.




Luego os confieso que veía siempre Steel y sabía que algo no cuadraba, que debería conocer a su gemela, pero que no la recordaba. Alguien con mejor memoria que yo me recordó que Mulán ya había intentado partirse la nariz por la mitad (sin grandes resultados, por cierto) diez años antes.




Pero acto seguido lloro, porque...




... se me rompe el corazón al pensar...




... que un viajero de tinta se haya atrevido a encontrar el primo secreto de El Libro.






Y después de secarme las lágrimas quiero recordaros que sin Watson y Creek (y la pobre Rosalind Franklin, que se quedó sin Nobel por morir antes de tiempo) no conoceríamos la estructura secundaria del ADN, y por lo tanto estas portadas no existirían. (Y en este caso casi sería mejor así, para qué negarlo.)




El ADN es esa cosa larguísima que nos dieron nuestros padres antes de nacer (gracias al ojo de lince de siempre)...




... y que manda cómo debe ser nuestra boca (llena o no de cristalitos de sal)...




... y cómo nuestros ojos (gracias, etcétera).




E incluso, según Ifigenia, cómo debe ser nuestro culo. Aunque eso ya es más subjetivo, por lo menos en cuanto empezamos a engordar/adelgazar como bestias y no hay ADN que valga.




Por eso sabemos que esta chica es la misma en las dos fotos, porque aunque el photoshop le cambiara los ojos, no le pudo haber cambiado el ADN.




Y por mucho que esta otra se tape la cara, sigue siendo la misma también.




Quiero que os fijéis en vuestro reflejo...




... y me digáis si vuestro ADN hace que sea salvaje o psicótico.




Si os quedan bien los gorritos u os quedan mal.




Si las chicas son guerreras...




... o si os gustan más los bailes de salón (Ifigenia no se saca su propia sección porque no quiere subir las imágenes, eso es todo).




¿Y qué pasa con los gestos, o la forma de moverse? (Ifigenia, una vez más.)




Decidme si es probable que el moreno de la derecha comparta muchos genes con Booth/Angel.




Si el amor y el odio a las matemáticas son genéticos, o si lo es el saber sumar.






Si se puede heredar la obsesión por comprar zapatos (Zoeey es la dueña de este descubrimiento).






O si es verdad que tener ideas cutres en general no es culpa de algún antepasado chiflado (para muestra un botón: he aquí la Exótica danza del hornillo u Ópera de la seducción de un butanero).






Podría ser genética, desde luego, la aversión que siento por colgar en estos posts portadas de manos entrelazadas, pero lo dudo. La cuestión es que, por más imágenes de manos que me enviéis (y ya tengo un montón), esta pareja de hoy es la excepción, porque son siempre tan obvias que nunca me apetece colgarlas (cosa rara en mí...).




Así que cierro el post con esta última portada con mucha personalidad, en parte porque parte de la personalidad también se hereda, en parte porque hoy he subido medio centenar de imágenes y estoy harta, y en parte porque ya estoy empezando a decir tonterías, y no son horas.