Oscuridad (Elena P. Melodia) - Reseña y primer capítulo

Título: Oscuridad

Título original: Buio

Autora: Elena P. Melodia

Editorial en italiano: Fazi Editore

Editorial en español: Roca Joven

Año en italiano: 2009

Año en español: 2010






Mi lado oscuro:

Me pongo tímida y me da por pedir perdón primero:

He leído a tantas personas protestando por este libro (pero también he leído a algunos que lo alababan, ojo) que me da vergüenza decir que sí, me gustó. Voy a sacar a la niña pequeña que hay en mí y poner una excusa: cuando lo empecé a leer, faltaban apenas doce horas para que la única maría de todo el curso pusiera fin a nueve meses de agotador tormento universitario, y cuando lo terminé, tenía todo el verano por delante. Estaba de muy, muy buen humor. Y cuando estoy de buen humor, tiendo a tomarme las cosas con mejor espíritu, empezando por los libros que estoy leyendo (¿y quién no?). No sé si lo habría disfrutado igual en otros momentos, pero quiero creer que sí.

Así que sí, este libro me gustó.

Mucho.

Y luego me envalentono y me desdisculpo:

Una nunca sabe muy bien qué esperar de un libro del que tiene tan pocas certezas. A decir verdad, leyendo el título, viendo la portada y sin una sinopsis decente a mano (por no mencionar la bendición de un primer capítulo con el que encapricharme), yo me esperaba más bien el típico romance de tres al cuarto envuelto en un halo medio paranormal que no nos lleva del todo a ninguna parte (*cof cof cof corrofcofcof* Meridian *cof cof*).

En lugar de eso, me di de bruces con Oscuridad. Esto es lo que es: en una deprimente ciudad gris (oh, sí, sí, sí, cómo deprimen las malditas ciudades grises siempre mojadas y anodinas donde no hay más banda sonora que la lluvia y los niños nacen con un paraguas plegable debajo del brazo), una antiheroína odiosa empieza a ver cómo a su alrededor pasan cosas raras. Muy raras. Asesinatos brutales, bandas callejeras, venganzas en plan clásico (oséase: palizas en un callejón y otras tantas tretas sucias) y algún que otro sueño premonitorio.

Voy a decirlo muy clarito:

Alma ha nacido para ser abeja reina, y lo sabe. Su madre es una perdedora con buenas intenciones, su hermano pequeño es un perdedor insociable, su hermana pequeña está en huelga de labios cerrados desde hace un par de años, y ella, en cambio, es guapísima, popularísima, listísima y tiene el mundo entero a sus pies. Lástima que el mundo esté compuesto por unos habitantes (especialmente aquellos que hacen pipí de pie) que le dan un poquito (un muchito) de asco.

Básicamente, el mundo es muy aburrido si eres tan perfecta como Alma. Las niñas tontas harán cola para ser tus amigas, incluso aunque tú pongas como requisito que frieguen los retretes del instituto con un cepillo de dientes. Los varoncitos harán cola para salir contigo al patio del recreo, aunque luego tú compartas tu sándwich con su amigo feo. Y los profesores, policías, periodistas, dependientes y demás etcéteras te harán el pasillo cuando te entre algún capricho, y nadie dirá que eres una mimada, ni que eres una maniática, ni que, simple y llanamente, muy querida mía, estás como una cabra.

Pero entonces empiezan a matar gente de forma supersádica en esta anodinidad en remojo que se empeñaron en llamar Ciudad, y o sea que por supuestísimo que tú, que rezumas Almosidad por todos tus minúsculos y perfectamente exfoliados poros, empiezas a tener sueños raretes. Básicamente, que en mitad de la noche coges tu boli mazochulo y tu libreta lila chupiguay, y te pones a describir esos crímenes con pelos y señales con los ojos cerrados. Y, aquí viene lo mejor, poco antes de que sucedan de verdad. Échale Almas al asunto. Es decir, que o bien te has convertido en una asesina en serie sonámbula sin darte cuenta (una lata, o sea, ¿te haces a la idea de que no hay forma de sacar toda esa cochinada de sangre de tu pijama nuevo?), o bien te estás metiendo sin querer en el cerebro de un psicópata. Ugh. En ninguno de los dos casos sales muy bien parada, así que tú mejor no se lo cuentes a nadie, ¿vale?

Pero si sólo fuera este el cuento, habría pocas cosas que contar. Ha habido mejores libros de sueños (wakewakewakewake: SUEÑA), y muchos más libros todavía de psicópatas/asesinos en serie. El chiste está en que aquí lo mezclamos todo, y añadimos todavía algunas rarezas más al mejunje. Sectas satánicas, chiquillas traumatizadas, símbolos místicos en papiroflexia, palizas, secretos al oído, lavabos sucios, callejones oscuros, casas misteriosas, viejas locas, amigas marcianas, hombres calvos trajeados, profesores albinos con gafas de sol, un chico guapo algo florero pero más raro y sospechoso que el mismísimo demonio, tiendas mágicas y una extraña obsesión por el color morado.

Algunos han acusado al ritmo de la historia de lento, y han dicho que la chica es demasiado insoportable. Yo no le he visto grandes fallos en ese campo. Los personajes son básicamente insoportables, sí, pero en el marco psicóticamente entrañable de la Ciudad no desentonan, sólo acentúan el contraste entre las verdaderas víctimas y los supersádica. La Ciudad en sí misma parece caricaturizada, y a mí me gustó mucho, con todos esos esperpentos inhabitables y su ambiente gris (odio la lluvia, la detesto, NO LA SOPORTO, odio que encoja a los niños, odio que deprima el ánimo y odio las ciudades grises que fabrica, y creo que también por eso me gustó el libro).

Y la parte de intriga de la trama, sencillamente, me enganchó. He leído demasiados libros policíacos, he visto demasiadas películas y he seguido demasiadas series como para no valorarla, y me gustaron los hechos inconexos que aparecían en cada nuevo capítulo. Es decir, que os recomiendo el libro para algún día que tengáis bastante tiempo y poca prisa, si pretendéis bajaros un poco el azúcar y leer algo de misterio con más valor del habitual en juveniles, si prometéis no crearos ideas preconcebidas acerca del ritmo de la historia, o si no creéis que hace demasiado calor como para preocuparse por cogerle manía a unos cuantos personajes, que para eso están.

Y para cerrar por fin, que mi portátil se está quedando sin batería, voy directa al mayor fallo (en realidad y en mi modesta opinión personal e intransferible, único fallo) que le encuentro al libro: el final, o, mejor dicho, la ausencia de este. A medida que nos vamos quedando sin páginas y empezamos a exigir respuestas, vamos cayendo en la cuenta de que tendremos que esperar todavía dos entregas más de la trilogía para encontrar alguna. Una lástima, porque no hay libro de misterio que se precie que no desvele al final de todo el nombre del asesino...

Una divertida curiosidad extra:

En la web de la serie hay una "webcam" muy curiosa para voyeurs: para ver a Alma a cualquier hora del día o de la noche, teniendo arrebatos, visiones, ataques de escritura diabólica, violetismos insólitos y vete tú a saber qué otras cosas.

Descarga aquí el PRIMER CAPÍTULO