Breve historia de las portadas (22ª parte)

No hay nada como un buen parecido gore para empezar una entrada sarcástica y bastante vampírica...

... y continuarla con bosques tétricos sigue siendo igual de apropiado.

Quiero que tengáis muy claro el siguiente parecido, con más o menos exageración pero con muy poco acierto. Ifigenia me ha enseñado que los eslovenos nos harán dudar de nuestros ojos cada vez que veamos Vampire Academy en su idioma, y que siempre pensaremos en otra academia de vampiros muy diferente.

Hace mucho tiempo, en otro blog que no es el mío, Elwen descubrió que una novedad crepusculiana tenía una hermana gemela caída del cielo. Esta vez ha sido Ifigenia la que ha vuelto a encontrar otra hermana perdida, con sus propios demonios personales.

Y más y más y más plagios.

¿Preferiríais ataros las manos o fingir que os han mordido poniéndoos un par de pendientes largos? ¿Os parece una buena idea para disfrazaros en Carnaval? ¿Os parecería lo bastante original?

Aunque, para ser sinceros, no es que los mordiscos en sí mismos sean la cosa más inspirada del mundo, dejando a un lado la obviedad del parecido entre esta imagen de abajo y las dos de encima. Si no os importa convertiros en CSIs durante un segundo, olvidad el hecho de que esta portada sea aceptablemente buena y fijaos en que las heridas son tan grandes, tan negras y sangran tan poco que parece que la verdadera víctima es el libro: es como si alguien la hubiera tomado con la portada y hubiera perforado la hoja clavándole un lápiz con saña.

Siempre podríais combinar el mordisco de pega con vuestro nuevo atuendo para seducir vampiros.

Y sigo monotemática, con vampiros y vampiros y más vampiros, con los mismos blancos y negros y grandes colmillos y brillantes rojos chillones pintados en el cuello: las Crónicas Vampíricas danesas, gracias a Lunalula.

Gracias al buen ojo de Ale puedo ver, por una vez, que Amanecer se une al club de Crepúsculo, Luna Nueva y Eclipse, porque no quería sentirse solo y ser el único del grupo sin familia, y que además se anima a mezclarse con otro best-seller, buscando, tal vez, la fórmula que dé más dinero.

Voy a abandonar la temática colmilluda con dos libros de ángeles en donde, además de alas de papel pinocho (o de gaviota gorda), los colores siguen siendo los mismos (blanco/pureza, negro/oscuridad y rojo/sangre) de siempre.

Y para terminar, con un último vistazo a calaveras y otras cosas putrefactas que son la llave al otro mundo (gracias a Ifigenia por darme un pequeño empujón inicial con este trío)...

... os pido que le echéis un vistazo a una portada (demasiado sencilla) con referencias ampliamente conocidas que me señaló Aererion...

...le pido a Lunaula que descorra el telón...

... y por fin, con la conciencia tranquila, os digo lo que me dijo antes Sol a mí: ¿verdad que estos dos jovencitos se dan un aire? ¿Mucho aire? Y ¿verdad que no os habíais dado cuenta antes?

Y ahora, sin blancos ni negros ni rojos ni blancos, sólo azules y mucho color carne; sin copias ni copiones, vuelvo a dejaros, como siempre, recordando que todavía es verano, y que lo será aún durante mucho más tiempo... (Y si sois del otro hemisferio... bueno, de verdad que ya va faltando menos para que se os termine el invierno.)