Breve historia de las portadas (10ª parte)

La lección de hoy, queridos niños, va a tratar sobre el minimalismo. Menos es más. Si no sabéis qué dibujar con vuestra pintura de dedos roja, o qué esculpir con vuestra plastilina verde, recordad que es mejor no llegar antes que pasarse. Aunque la que se va a pasar hoy soy yo, porque os traigo un post larguíiiiiisimo...

El minimalismo, queridos niños, trata del detalle. Es el detalle elevado a la enésima portada. Por eso, antes de empezar con el minimalismo propiamente dicho, vamos a hacer un pequeño estudio sobre lo que es el detalle.

El detalle, queridos niños, es el color del esmalte de las uñas de los pies, cuando dichas uñas de los pies ocupan menos de un centímetro cuadrado en el conjunto de la portada.

¿Que la portada está en tonos lilas? Pues uñas lilas se ha dicho. Uñas violetas para la niña envuelta en violeta. Y como en este caso el detalle es algo muy evidente, la propia editorial se ha encargado de regalar esmalte violeta como parte de la campaña de promoción del libro.


Decidme, queridos niños: ¿esta portada de aquí abajo se os parece, siquiera un poquito, a la anterior, o no? En vez de piernas níveas y esqueléticas envueltas en seda tenemos un brazo enrollado en satén. Pero (no me preguntéis por qué) cada vez que veo esta portada de refilón, yo veo una pierna y un pie con una sandalia roja. Insisto: no me preguntéis por qué.

¿Que la portada está en tonos dorados? Pues uñas... ¿¿¿¿¿azul eléctrico????? Este detalle no es ni mucho menos tan obvio como el otro. De hecho, es imposible encontrar (por lo menos de momento) una imagen por internet donde se vean bien las uñas de esta neo-gladiadora.


Pero si le metéis un zoooooooooom brutal a la imagen... ¡¡Voilá!! El azul eléctrico es inconfundible.


Bien. Pues una vez ya tenéis un concepto más o menos claro de lo que es el detalle, vamos a entrar en el minimalismo propiamente dicho. Minimalismo son, por ejemplo...

Las velas

Las velas. A ser posible, con humo pero sin fuego. Para empezar, tenemos el primer libro de la saga de Laurie Stolarz. En español la portada se parece mucho a la americana, peeeero... No, no es la misma. Casi, pero no.

Y por otra parte, no fue ese libro el primero en descubrir el invento. Antes de eso ya hubo otros. ¿Parecidos razonables, sí o sí?


Y seguimos erre que erre, con las velas a vueltas. Nuestra próxima víctima, con la cara fantasmal escondida entre el humo, ya se va alejando del minimalismo, pero se lo vamos a perdonar por esta vez, aunque sólo fuera porque el parecido es muy razonable.


Y si, por el contrario, queridos niños, sois de gustos más violentos, podéis modernizaros y dejar las velas a un lado. ¡¡Boooooooombaaaa!!

Antropología humana

O lo que es lo mismo, queridos niños, cómo aplicar el minimalismo en portadas con gente dentro.

Podemos aplicarlo si, por ejemplo, quitamos la cara, el cuerpo y todo lo demás, y dejamos el pelo. Se admiten apuestas: ¿esto que hay aquí abajo son sólo pelucas, o tenían a las modelos (o los modelos, nunca se sabe) pegados? (Parecidos razonables al canto).

También puede ser minimalista poner una cara y sacarle... esto... las orejas. La primera de estas chicas ya había tenido su momento de gloria en otra Breve Historia de las Portadas. Pero se ve que la mordió un zombi, porque después de su zombificación aún siguió posando para otras portadas.

Ojos. Así, a ceja pelo (este chiste fue malísimo, lo reconozco). Y como también les dediqué su propia antología en nada más y nada menos que dos Historias de las portadas previas (véase uno y véase dos), os dejo con un ojazo. Sentíos observados, anda.

Manos. Más concretamente, gente que se está dando la mano. Otros parecidos razonables para el saco (ya sé que de estos hay para dar y tomar, pero me daba pereza subir más, que hoy tengo mucho material, y odio subir imágenes al blog).

Gente con el pelo verde. Bueno, en realidad iba a dedicar esta parte del post a hablar de portadas en las que sólo salen frentes y pelambreras, pero luego pensé que eso era muy previsible. Así que se me ocurrió que a lo mejor a Laila Winter le alegraba saber que tiene compañía en este mundo (y aunque en la primera portada de Laila también sale una chica con el pelo verde, yo sencillamente, por principio, me niego a colocar eso aquí).

Floripondios: clase de botánica

Mención aparte se merecen todas las portadas floridas. Aquí no están todas las que son, pero son todas las que están. ¿O no?

Empezamos por las más conocidas.

Ahora un par de esperpentos cutres.

Continuamos por las flores desconocidas, desde una mariposa hasta una flor marchita, pasando por unos extraños nomeolvides nolaolvides.

Y terminamos con esta mini-primavera bloggera con una rosa blanca que guarda un extraño parecido con la flor marchita de antes.

¿Una rosa blanca? ¿Estáis seguros? Miradla otra vez, y miradla mejor, por favor...

Detallitos por aquí y por allá

Voy a empezar esta penúltima parte del blog con las típicas bolas de cristal y nieve artificial tan típicas de las navidades. Entiendo que todas tienen que ser parecidas, pero esto pasa de castaño oscuro. Es decir, que las dos primeras bolas no sólo se parecen, sino que son la misma.

Otra portada minimalística. Un dibujito por aquí, un gran contraste por allá, y más claro, agua. ¿A alguien se le ocurre de qué puede tratar este libro?

Minimalismo puro y duro: ¿con qué se puede crear una portada minimalista DE VERDAD?

Top 7. Con la etiqueta de un pantalón.

Top 6. Con un lazo del pelo.

Top 5. Con un gajo de limón (si la vida te da limones, haz limonada).

Top 4. Con un gallo.

Top 3. Con un pollito, que por algo es más pequeño (y si le das la vuelta, mejor todavía).

Top 2. Con un chicle.

Top 1 y ganador absoluto según mi opinión (y aquí soy yo la que manda). Con una chincheta. Esta portada a primera vista no parece muy minimalista, pero... fijaos bien. Es una chincheta. Una chincheta enorme. Toda la portada es una chincheta gigante. Si esto no es minimalismo, que venga Dios y lo vea.

Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a laaaaaas...